Los suicidad en la literatura - page 175

Nicolás Alberto Amoroso Boelcke 
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Déjame sola: oyes romper los brotes…
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases
para que olvides… Gracias. Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido.
En un poema que le dedicara años antes, “Frente al mar”, le habla
con respeto por su bravura y quiere ser parte de él, intención que
también aparecerá en otras obras.
Mar, yo soñaba ser como tú eres,
allá en las tardes que la vida mía,
bajo las horas cálidas se abría…
Ah, yo soñaba ser como tú eres.
4
Mírame aquí, pequeña, miserable,
todo dolor me vence, todo sueño;
mar, dame, dame el inefable empeño
de tornarme soberbia, inalcanzable
.
El mar, ese mar al que se entregará para ser otra, para ser él, la en-
gullirá implacable sin tomar en cuenta el elogio que le prodigara ni
permitir que ella sea otra fuera del dolor de la enfermedad que la
agobiaba. Porque los seres humanos solemos adjudicarle virtudes, y
hasta defectos, a las cosas que nos rodean, recordemos que Borges
le da al mar la noción del infinito. En tanto, otro escritor argentino,
José Pablo Feinmann, se lo adjudica a la extensa llanura de los pas-
tizales vacunos: “…la geografía infinita de la pampa argentina”
.
Ese paisaje que a un hombre de las sierras lo dejará con la boca
abierta. Lorca dirá: “lo más melancólico del mundo es la pampa. Lo
más traspasado de silencio”
.
5
Pero no me preguntes, no me preguntes nada
de por qué lloré tanto la noche pasada;
4 
José Pablo Feinmann,
La sombra de Heidegger
, Buenos Aires, Planeta, 2008,
p. 142.
5 
Marcelle Auclair,
Vida y muerte de García Lorca,
México, Era, 1975, p. 278.
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