Los suicidad en la literatura - page 183

Nicolás Alberto Amoroso Boelcke 
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arder
chisporrotear…
Es ahora fuego, intensidad y artificio que se consume y restalla
mientras se desliza en la superficie que la respeta, no la sumerge to-
davía, no ha llegado el momento. También la carne puede encontrar
otros sitios que no escapan del agua en otro de sus estados. Así, es-
cribe en “Amo una carne muerta”.
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Amo una carne muerta, transparente y de hielo
Acuñada en un molde de lentas líneas graves.
Para amarla con una mansedumbre de cielo
me ha crecido en el pecho, el plumón de las aves.
[…]
vira el ojo en su cuenca como en agua las naves.
El cuerpo, su cuerpo, el cuerpo femenino se transforma para adqui-
rir otros usos cubriéndose de plumas, porque el amor todo lo puede
y “con un llamado largo”
encontrar la respuesta
de los huecos se-
pulcros”
.
Pero es el cuerpo, su cuerpo, el cuerpo femenino, el que
puede generar vida, pero no sólo la de la continuidad de la especie,
sino el propio universo vegetal, mineral. En otro “Trópico”
11
muy
distinto de aquel “que maduras los frutos”, éste los seca con su calor
implacable, para que la diosa, la mujer engendradora pueda crearlo.
Sin decirlo, cuestiona la idea de un Dios que lo hiciera, porque en
definitiva no es más que un hombre y la fuente de la vida está en las
féminas.
Lápida blanca
el cielo quemante
cae sobre la tierra
reseca.
[…]
Detenidas en sus cauces
acuñan
las aguas
su opaca superficie.
[…]
10 
Ibíd
., (
Poesías inéditas
), p. 42.
11 
Ibíd
., (
Poesías inéditas
), p. 43.
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