mano y, de hecho, detenninan los límites de
los distintos grupos.
Por lo tanto, son dos ténninos que se acuñan
sobre la base de vivencias comunes y crecen
y cambian con el propio grupo del que son ex–
presión, reflejando su situación y su historia.
Lo anterior es importante, debido a que
existen otro tipo de conceptos -<omo los ma–
temáticos-, que se pueden aislar de los colec–
tivos sociales que los emplean.
La
explicación
de un círculo o un cuadrado, no requiere remi–
tirse a situaciones históricas; en cambio, los
conceptos de civilización y cultura van direc–
tamente ligados a la sociedad que los produce.
Es
muy posible que sean individuos aislados
los que los han acuñado, recurriendo al voca–
bulario de su grupo o que, por lo menos, les
hayan dado un significado nuevo. En todo
caso, han sido aceptados y se han impuesto.
En la actualidad, el individuo se vale de
estos conceptos porque le pa.ecen evidentes
y, desde pequeño aprendió a ver el mundo a
través de ellos. Una generación los transmite
a la siguiente sin tener plena conciencia del
proceso de cambio en su totalidad, y sobrevi–
ven mientras conservan su vigencia en la exis–
tencia real de la sociedad.
El concepto de "civilité", tuvo significado
para la sociedad occidental, a partir de la obra
de Erasmo de Rotterdam "Muerte de la Civi–
lidad Pueril" en 1527', la cual respondía a la
necesidad de las clases cortesanas de la época
de establecer pautas de "buen comportamien–
to" que las distinguiera de las clases sociales
inferiores y de sí mismas dentro del compor–
tamiento en la corte, por lo que estas reglas y
preceptos se dirigen expresamente a la clase
aristocrática procedente de los ambientes
C3-
balleresco-cortesanos. En su obra, Erasmo de
Rotterdam considera con mucho detalle el
comportamiento cortesano dentro de la vida
social,tratando temas sobre la actitud decente
o indecente de todo el cuerpo, de las costum–
bres en el templo, de los banquetes, de las reu–
niones y del donnitorio.
La
conducta educada
de este tiempo, aparece siempre en contrapo–
sición a las costumbres de los aldeanos.
Desde el momento en que se constituye la
sociedad cortesana en Francia, marca la pauta
de comportamiento a las demás cortes euro–
peas, exportándoles sus costumbres, modales,
gustos y lenguaje.
La
aristocracia absolutista
cortesana de los países europeos copiaba del
país más rico y poderoso de la época, costum–
bres refinadas y un lenguaje que las diferen–
ciaba de las clases sociales inferiores, respon–
diendo a sus ideales sociales. Amediados del
siglo
XVIII,
van espaciándose los contactos
entre las sociedades cortesanas europeas en un
proceso de cambio social y político donde las
cortes perdían su fuerza ante las clases burgue–
sas, culminando con la Revolución Francesa,
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