punto dominante, que ni siquiera es conscien–
te de ella.
Esta exclusión de las necesidades corpora–
les de la vida pública, transformó de manera
general las relaciones humanas, y se inició un
cambio en las necesidades de los hombres. El
desarrollo de objetos y aparatos acordes con
las pautas en evolución, supuso una consoli–
dación de las costumbres cambiantes, yal mis–
mo tiempo, sirvió para la reproducción conti–
nua de las pautas sociales y para su difusión.
car una enorme
entre el comportamiento de
los adultos
y
el de los niños.
En las actividades del baño y las necesida–
des corporales, la libertad con la que en la
actualidad se dice lo que hay que decir es
posible, a diferencia del siglo pasado, porque
en líneas generales se han asegurado las pautas
de las costumbres, las autocoacciones, y el
grado de represión de la vida impulsiva en el
comportamiento, lo que garantiza a las perso–
nas que cada quien se mantiene en su sitio. Se
trata por tanto, de una apertura en el marco de
las pautas de comportamiento ya establecidas.
Las
pautas de comportamiento que han sido
aceptadas en nuestra civilización, se caracte–
rizan por marcar una enorme distancia entre el
comportamiento de los adultos y el de los
niños. Sin embargo, durante la Edad Media, la
regulación y la represión a las que se sometía
la vida impulsiva de los adultos, eran notable–
mente menos estrictas que en las sociedades
posteriores, por lo que también era menor la
diferencia entre el comportamiento de los
adultos y de los niños. En ese momento, la
necesi<lades
corporale; no esta·
ban afectadas por sentimientos de pudor o de vergütm.
,a.
satisfacción de las necesidades corporales, co–
mo el hecho de que fueran públicas, no esta–
ban afectadas por sentimientos de pudor o de
vergüenza y, en consecuencia, no era obliga-
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