la compra de гора у en el gasto en diversiones
y 'sacrificar los viajes a su lugar de origen". Л1 se
ñalar estos conceptos como posibles áreas para el
recorte del presupuesto familiar, algunas de las
entrevistadas agregaron 'en la comida, ya no se
puede reducir más'. Algunas, inclusive, asevera–
ron que 'ya no podemos disminuir los gastos; el
dinero sólo alcanza para comer y hacer los gastos
necesarios".
Frente a las posibilidades limitadas de redu–
cir el gasto, la otra alternativa es aumentar el ingre–
so. Algunas familias que ya hablan empezado a pa–
gar las mensualidades de amortización de la vivien–
da mencionaron que, para poder cubrir esta cuota,
tuvieron que vender algunos aparatos eléctricos.
Otra estrategia propuesta es el de incorporar a
uno o varios de los hijos, que actualmente estu–
dien, en el mercado de trabajo. Tal como se verá
en el inciso siguiente, esta idea no se había con–
vertido en práctica generalizada, por lo menos has-
la ese momento.
Para los locatarios, la opción de au–
mentar sus ingresos prevalece sobre la de reducir
los gastos, aunque un 17% de los entrevistados
afirmaron haber tenido que recortar los rubros de
diversiones y compra de ropa. Un 37% de ellos
pensila que se podría cubrir los nuevos gastos
por medio del propio negocio, aunque ello impli–
caba, en algunos casos, la necesidad de trabajar ho–
ras extras, o ampliar el negocio. Un 22% de los
locatarios entrevistados contempló, también, la
posibilidad de mandar a trabajar a un miembro
adicional de la familia. Sólo una minoría, el 13%,
declaró no saber cómo se iba a enfrentar al aumen–
to en los gastos.
Lo expuesto anteriormente corresponde
únicamente a las opiniones expresadas por los
beneñciarios del programa Renovación Habita–
cional Popular acerca de sus nuevas obligaciones
económicas. A continuación, se analizan los efec–
tos inmediatos del programa en
sus
economías fa–
miliares, tal como se manifiestan en los resultados
de la encuesta.