1.2 Implicaciones del costo y forma de pago de lu
vivienda de Renovación Habitacional Popular
Las condiciones financieras del progra–
ma Renovación Habitacional Popular induda–
blemente les ofreció a sus beneficiarios enor–
mes ventajas en relación con otros programas ha–
bitacionales. Los términos del crédito pactados en
cl Convenio de Concertación son bastante más ge–
nerosos, inclusive, que ios sistemas
financieras
de vivienda del F O N H A P O para la población "no-
asalariada".
Entre otras consideraciones, la elimina–
ción del pago inical o "enganche" y la dispensa
de la necesidad de comprobar el ingreso indivi–
dual o familiar de los titulares del crédito, facili–
taron el acceso generalizado a la adquisición de
una vivienda nueva o rehabilitada.
En efecto, una
población con las características expuestas en el
apartado anterior, gran parte dc la cual trabaja por
su cuenta y cuya economía se maneja "al día", difí–
cilmente hubiera podido acceder a un programa
financiero convencional.
N o obstante lo anterior, el que los be–
neficiarios del programa Renovación Habitacio–
nal Popular puedan acceder a una vivienda mejor
no elimina el costo que, para ellos, representa este
cambio.
Este costo reside no sólo en el pago
mensual de amortización de! crédito, aunque es
en éste donde se resiente de inmediato el desem–
bolso necesario, sino también, en cl aumenlo de
los costos indirectos generados en la nueva vivien–
da, tales como el pago de la luz, del agua y el
predial, así como los gastos efectuados en acaba–
dos y muebles.
En este apartado se trata
dc medir, en términos cuantitativos, cl signifi–
cado de este aumento en el cosió de la vivienda y,
al
mismo tiempo, conocer tas acliludcs y
planieamienlos que a este respecto han mani-
fesiado los beneficiarios del programa. En rela–
eión con esto último, toda apreciación no puede
considerarse más que un resultado tentativo, pues
no ha transcurrido tiempo suficiente para que se
resientan plenamente las implicaciones del au–
mento en el gasto habitacional.
Costo directo de la Vivienda: Amortización del
Crédito
Dado el poco tiempo tran.scurrido desde la
ocupación de las viviendas y las accesorias, la gran
mayoría de los beneficiarios lodavía no había cm
pezado a pagar las mensualidades. Por lo tanto,
el impacto real de este pago aún no se había mani–
festado en el momento de realizar el trabajo dc
campo de este estudio. El análisis que sigue, en–
tonces, se basa principalmente en las opiniones
subjetivas y expectativas de la gente y las
comparaciones con su situación anterior.
De acuerdo con el Convenio de Con–
certación Democrática celebrado el 7 de mayo de
1985, el pago mensual de amortización del crédito
para la adquisición de una vivienda nueva del
programa Renovación Habitacional Popular es del
30% del salario mínimo vigente en el Distrito
Federal. Para una vivienda rehabilitada y con
reparaciones menores, este porcentaje es del 25%
y el 20%, respectivamente. Estas cantidades
lambién se estipulan en los contratos de com–
pra-venia firmados por tos beneficiarios.
En vista de tu anterior, cs sorprendente
encontrar que un 18% de los encuestados manifes–
taron no conocer tas condiciones de pago de su vi–
vienda. Entre los locatarios, este porcentaje es
bastante mayor - cl 55% - y el 45% restante mane–
jaban dalos muy confusos y contradictorios. A l –
gunos locatarios afirmaron que iban a pagar diez
mil pesos mensuales para amortizar el crédito
mientras otros dijeron que dicho pago equivaldría
al 60% del salarlo mínimo. Por otra parle, en el
momento de levantar la encuesta (diciembre 1986
y enero 1987), casi nadie sabía cuánto, en total, le
iba a costar sus vivienda o accesoria; tampoco se
conocían las ta.sas de interés ni los plazos de
amortización dc los créditos. En lo que sí se ma–
nifestó un acuerdo generalizado (88% de tos en–
cuestados), es que los gastos se aumentarían en la
vivienda nueva o rehabilitada.
En efecto, es sólo en términos comparativos
con la situación anterior que se puede evaluar el
impacto del costo mensual de la vivienda. Como
ya se ha señalado, la gran mayoría dc tos bene–
ficiarios de vivienda del programa, pagaban al–
quileres mensuales bajos; más del 92% pagaban
cantidades inferiores al equivalente a ta tercera
parle del salario mínimo promedio de 1985 y casi
el 70% pagaban menos de la sexta parte de dicho
salario. Aún entre los locatarios, más de la mitad
de ellos pagaban como alquiler mensual dc su ac–
cesoria montos inferiores al 25% del salario míni–
mo de 1985.
Üuizá dc mayor importancia que cl monto
absoluto de tos alquileres anteriores, es cl hecho