sidcntes de las vecindades lian sido caliñcados
como "marginados", subempleados o "Lníormales",
adjetivos que se aplican, por lo general, sin mayo–
res referencias a las evidencias empíricas. Supera–
das eslas nociones, hoy eo día, se sabe que la
gente de las vecindades centrales, mientras guar–
da su carácter general de "sector popular o de me–
nores ingresos", para nada se encuentra entre los
estratos más desfavorecidos y desamparados de la
población metropolitana.
Si la comunidad de los habitantes de las
vecindades - las "raíces de nuestra ciudad" que
el programa Renovación Habitacional popular
pretendió conservar - no se puede caracterizar
en términos de una "cultura dc la pobreza" o de la
"marginalidad",
resulta
necesario,
entonces,
buscar
los parámetros que sí la puedan definir,
para poder luego evaluar las implicaciones que el
programa va a tener para el desarrollo futuro de
esta comunidad. En las páginas que se presentan
a continuación, se describen estos parámetros - las
características sociales de la población afeciada
tal como se han manifestado en estudios recientes,
así como en los resultados dc la encuesta, entrevis–
tas y discusiones con beneficiarios del pro–
grama Renovación Habitacional Popular.
Arraigo de la Población
Como se ha dicho, uno de los objetivos
explícitos del programa Renovación Habilacional
Popular fue el dc garantizar el arraigo continuado
de la población dc los barrios centrales.
En la
medida en que los beneficiarios del programa sean
los mismos residenlcs que ocupaban los predios
expropiados anteriormente, el programa cumplirá
ampliamente con esle cometido. Pero hasta el mo–
mento, se ha lomado el arraigo de esla población
como un hecho dado y con dimensiones muy vagas,
Resulta interesante, entonces, comprobar el carác–
ter y grado reales dc esle arraigo, enlre los bene–
ficiarios específicos del programa.
A nivel de los barrios y colonias donde ope–
ra cl programa de Renovación Habilacional, se
ha podido constatar en diveros estudios la ex–
istencia de una población con bastantes años dc
vivir, tanto en cl barrio como en la vivienda que
ocupaban. Por ejemplo, en la zona Tomatlán en
1972, una encuesta reaUzada arrojó un 30% de
las familias residentes con más de 25 años de vivir
en el barrio ( CO P EV I 1974). En 1976, otra en–
cuesta de esidentes de vecindades en el Barrio de
los Angeles, Colonia Guerrero, da como número
promedio de años de vivir en el barrio 28, en la
vecindad 23 y en la vivienda 18 (Cooperativa de
Vivienda "Guerrero" 1976). Un 38% de los habitan–
tes de la Zona de la Merced, encuestados en 1982,
tenía más de 20 años de vivir en ese lugar ( DDF
1982).
Más recienlementc, las encuestas de
damnificados de los sismos de 1985 arrojan indica–
dores de arraigo todavía mayores: 45.5% de los
habitantes de la Colonia Morelos manifestaron ha–
ber vivido más de 20 años en la vivienda que
ocupaban (Colectivo E N A H 1985).
En nuestra encuesta dc la población be–
neficiaria del programa Renovación Habilacional
Popular, cl grado dc arraigo parece ser aún más
acentuado que en los estudios anteriores. Los jefes
de familia habían vivido, en promedio, 29 años
en el barrio. En el cuadro no. 1.2 se puede consta-
lar que, por un lado, el 64% de los jefes de fami–
lias es nativo del Area Metropolitana de la Ciudad
de México y de éstos, más dc la mitad nacieron en
el barrio donde vivían en el momento del sismo
y donde viven actualmente en viviendas del pro–
grama Renovación Habitacional Popular. V los
que no nacieron en la Ciudad de México, no son
prccisamenie recién inmigrados: sólo un J0% de
ellos habían vivido menos de 10 años en la Ciudad,
mientras que 50% teman más de 20 años, y 37%
más de 40 años. Se registran algunos variantes en
eslos indicadores, de acuerdo con el área-testi–
go. La población de la Colonia Morclos incluye
una mayor proporción de "nativos" del barrio, l<i
que repercute en cl mayor número promedio de
años dc residir en el mismo. Por contraste, en la
Colonia C;uerrcro se registra más población inmi–
grada y que liene menos tiempo dc vivir en el ba–
rrio. Los residentes del <;'entro parecen ser mas
hcicrogéncos en este senlido, ya que incluyen pro–
porciones mayores de inmigrados y personas
con poca permanencia en el barrio.
El fuerte arraigo dc la población no sólo se
manifiesta en los muchos años que la mayoría de
ella ha vivido en cl barrio; es notable, además,
su larga permanencia en la misma vivienda: 22
1...,177,178,179,180,181,182,183,184,185,186 188,189,190,191,192,193,194,195,196,197,...470