La expropiación: ¿medida
pani
reparar
los
daños
del sismo o
pura !н
regeneración urbana?
Si la primera versión del decreto expropiatorio
(ll-X-85) expresaba como motivo "el daño que su–
frieron las viviendas en el Distrito Federal, ocupa–
das por familias de escasos recursos en las delega–
ciones Gustavo A . Madero, Cuauhiémoc, Venustia-
no
Carranza
y Benito Juárez", la rectificación en la
lista de inmuebles (21-X-85) d¡6 como resultado
una mayor concentración territorial de la acción ex-
propiatorta. En efecto, la Z E no incluye amplias
áreas habitacionales al poniente de la Delegación
Cuahtémoc y al este de la Benito Juárez, que fue–
ron severamente afectadas por los sismos. La ex–
propiación se limitó asi a las "colonias populares" y
excluyó las colonias consideradas de 'clase media",
cuyos damnificados supuestamente podían acceder
a las viviendas del Programa Emergente de Vivien–
da ("Fase Uno"), a través de créditos otorgados por
los Institutos y Fondos para la vivienda (INFONA–
VIT, FOVISSSTE, FOVI, AURIS, etc.).
Según datos del propio programa RHP, la ex–
propiación comprendió finalmente 4,332 predios,
en los que se localizaron 3,311 vecindades habita–
das por 44,788 familias ( RHP , 1986)^. Al comparar
la distribución geográfica de los predios expropia–
dos (Plano No, 3.3) con la
dc
los daños provocados
por los sismos (Planos No. 3.1 y 3,2), es evidente
que la acción cxpropialoria no se aplicó siempre
я
las áreas más dañadas, aún tratándose dc "colonias
populares". En solamente diez colonias (siete de las
cuales pertenecen a la Delegación Cuauhtémoc) se
localiza el 70% de los predios expropiados (Cuadro
No, 3,3). De hecho la expropiación se concentró en
la antigua "Herradura de Tugurios", donde predo–
mina la vivienda alquilada en vecindades, sobre to–
do ia de "renta congelada"^' Existe, sin embargo,
cierta reticencia en reconocer que la acción de ex–
propiación se fue poco a poco desligando de los
daños provocados por los sismos, para servir dc ba–
se a una acción pública de renovación urbana y ha–
bitacional en los viejos barrios deteriorados de
ia
Ciudad Central,
.12 El Frogroino en Relucían con el Deterioto
Habitacional
El Impacto del programa en el acervo total de vi–
viendas
Como primer paso para evaluar la importancia
del programa RHP , se comparó el numero dc sus
acciones en rtelaciftn con ei numero de viviendas
existentes en ta ZE. Conviene recordar que se de-
si ncorporaron de la expropiación tas viviendas que
resultaron ser propiedad de sus ocupantes, por lo
general a petición de éstos últimos. L o anterior sig–
nifica que el programa no pudo rebabiJitar o re–
construir las viviendas dañadas por los sismos que
eran propiedad de sus ocupantes. Tomando enton–
ces como punto de partida el numero de las vivien–
das
0.0
prepiaa, el programa RHP actuó sobre el
19,2% del total de estas viviendas en la ZE (Cuadro
No, 3.4). Este porcentaje global no refleja, sin em–
bargo, el fuerte impacto del programa en varios ba–
rrios y colonias del Centro Histórico. Tal situación
se debe a que las zonas 11 y 12 de la ZE fueron
muy poco afectadas, ya que en ellas se expropió
menos del 5% del total de viviendas no propias. En
contraste, ei programa RHP rehabilitó o reconstru–
yó 68% de las viviendas no propias en los barrios
Merced-Tomallán, el 73% en ia zona 8 (Morelos) y
hasta el 80% en el barrio de Tepito.
¿ En qué medida cl programa RHP habrá de–
sencadenado un proceso de renovación gcncraliz.a-
do en la ZE, más allá dc sus propias acciones ? No
existe teoría alguna que permita responder a tal in–
terrogante. Aunque se haya dicho muchas veces
que el programa ¡ba a desatar un fuerte proceso es–
peculativo sobre cl mercado inmobiliario de la ZE,
pensamos por nuestra parte que
este efecto mul–
tiplicador que podrían tener las acciones públicas
de renovación habitacional no se dará en la prácti–
ca por parte de los propietarios. Los arrendadores
no se interesan en rehabilitar sus propiedades
mientras no estén convencidos de que pueden au–
mentar los alquileres. Por lo general, se limitan a
cobrar un alquiler "monopolice", cuyo monto no es–
tá en relación con la calidad de ia vivienda, sino
con la capacidad de pago de la demanda. La acción
de RHP no tendrá, entonces, un efecto positivo so–
bre el mejoramiento de las viviendas no incluidas
en cl programa, sino que, por el contrario, podría
incentivar a los arrendadores a elevar sus alquile–
res, sin que hayan realizado inversión alguna.
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