vecindades deterioradas, y en donde los conside­
randos del Decreto Expropiatorio eran menos apli­
cables. Además no existen en estas colonias organi­
zaciones inquilinarias lo suficientemente liiertes co­
mo para oponerse a la negativa de los propietarios
de aceptar la expropiación de sus inmuebles.
Por otra parte, se evidencian porcentajes im­
portantes dc predios revocados o amparados en
áreas donde, desde hace tiempti, se han dado pro¬
cesos de cambio hacia usos del suelo no habitacio­
nales más rentables. Tal cs el caso de la zona de La
Merced, del norte dc la colonia Tránsito y de la
Doctores, de la parte sur de la colonia Guerrero
(particularmente al sur del Paseo de la Reforma) y
del área ubicada al poniente de la Alameda Cen­
tral.
Lo anterior se refieja al analizar, en cada una
de las trece zonas del programa RHP, el grado de
resistencia de los propietarios a la expropiación. En
total, se censaron 888 predios revocados o ampara­
dos, lo que representa 20.5% del tota! de predios
expropiados (Cuadro № 3.29), con una superficie
de 428,509 m, ó sea el 20.2% de la superficie total
expropiada (Cuadro N" 3.30). Sin embargo, existen
diferencias importantes entre las trece zonas (Cua­
dro № 3.31); las zonas 1,3 y 11 tienen porcentajes
dc predios amparados cercanos al
y engloban
parte dc las áreas de mayor cambio dc uso del sue–
lo (zonas
1
y 3) pero también dc las colonias popu–
lares del noreste y este (zona U ) .
Una comparación del número dc predios am–
parados con la superficie de los mismos, en las zo–
nas 5 y 13, nos orienta hacia una hipótesis comple–
mentaria. En efecto, si bien cl porcentaje dc pre–
dios amparados está por debajo del 20% en ambas
zonas, la superficie que suman representa un por–
centaje muy elevado (28%) en relación al promedio
de las trece zonas (23%). Esto significa que en es–
tas zonas los predios revocados o amparados son
de mayor superficie. A l averiguar si los propietarios
con predios de mayor superficie se habían opuesto
a la expropiación en mayor medida, tal correlación
resulta algo contradictoria pero la hipótesis no re–
sulta totalmente invalidada.
Si bien la superficie promedio dc los predios
expropiados cs similar al promedio general, preva–
lecen los predios dc superficie muy grande, así co–
mo los más reducidos. Tenemos entonces que los
propietarios dc predios muy chicos o muy grandes:
se ampararon on mayor porcentaje (Cuadros N^s.
3.31, 3.32 y 3.33). Relacionando esta constatación
con lo señalado anteriormente, se entiende mejor
por qué hubo más oposición de los propietarios en
las colonias populares del Primer Anillo Periférico,
con lotes dc menor superficie y vecindades "nue–
vas", ias que tienen alquileres proporcionalmente
muy elevados en relación con la muy mala calidad
dc las viviendas.
En cuanto u los predios de mayor tamaño, de
2,000 m y más, un buen número se localizan en las
zonas con mayor potencial de elevación de las ren–
tas del suelo: tas zonas 5 (colonia Guerrero) y 13
(parte sur del Centro Histórico). Lo anterior, auna–
do al hecho de que, en el centro de la ciudad, los
predios de mayor superficie son los más codiciados
por permitir operaciones inmobiliarias de mayor
envergadura, podría explicar la mayor oposición dc
sus propietarios a la expropiación.
El análisis anterior es inacabado; todavía faltan
otros elementos de evaluación importantes, en par–
ticular un conocimiento de las principales caracte–
rísticas de los propietarios que presentaron un re–
curso de revocación y de los que se ampararon. Un
administrador dc bienes inmuebles nos señaló, por
ejemplo, que no fueron pocos los propietarios de
edad avanzada que se ampararon, no por razones
económicas, sino por principio, frente a una acción
pública que juzgaban "socializante" y atentatoria al
(11
:гефо dc propiedad.
Renovación Habitacional
y
revaiorización
del
Cen­
tro Urbano,
En cuanto al impacto que el programa de RHP
pueda tener sobre la evolución del mercado del
suelo en la ZE, se pueden plantear varias hipótesis,
por cierto contradictorias, entre sí.
Para los administradores de bienes inmuebles
entrevistados, si bien era demasiado temprano para
saber que iba a suceder, no había dudas dc que la
ZE mejoraría y que las propiedades se rcvaloriza-
rian ("se deberían revalorizar"). Esta opinión se
apoya en la idea de que todo programa de mejora­
miento urbano se articula con procesos de valoriza
ción del espacio construido'^, En efecto, la gran
mayoría dc las acciones de renovación urbana lleva­
da a cabo anteriormente, a nivel nacional e interna­
cional, han tenido como efecto, si no como objetivo,
disminuir el desajuste entre el precio potencial del
suelo céntrico y su estancado precio real. Sin em-
1...,63,64,65,66,67,68,69,70,71,72 74,75,76,77,78,79,80,81,82,83,...470