mo. Allí, se expropiaron el 23% de las edificaciones
clasificadas "en buen estado", 54 predios (Cuadro
No. 3.10). De estos predios, 11 eran vecindades.
Todo parece indicar una diferencia de criterio, a la
hora de dictaminar el estado ffsico, entre los auto–
res de los estudios y los técnicos encargados dc clc-
borar la lista de predios a expropiar, Sabemos que,
durante los primeros días posteriores al sismo, los
distintos "peritos" realizaban dictámenes muy con–
tradictorios en cuanto al estado dc "daño" dc las
construcciones. Es importante señalar este problc
ma ya que la poca congruencia dc los dictámenes
no ha sido analizada por los gremios de arquitectos
e ingenieros.
Ahora bien, el elevado porcentaje de construc–
ciones en "buen estado' expropiadas en la Colonia
Guerrero nos lleva a pensar que también influye–
ron, sobre la acción expropiatoria, los distintos ni–
veles de movilización social de los damnificados. En
efecto, es sin duda en las Colonias Guerrero, Tcpi–
lo y Morelos, en donde las organizaciones dc dam–
nificados presionaron más para que fuera incorpo–
rado a los decretos de expropiación un mayor mi–
merò de predios. Este hecho se refleja en el mayor
impacto que, en estas dos áreas, ha tenido la acción
pública dc expropiación: alrededor del 40% dc los
predios con vecindades o edificios dc departamen–
tos, contra solamente alrededor del 2.*i% en la Doc–
tores y Mcrced-Tomatlán (Cuadros Nos. 3.1
(1,
3.11,
.3.12, .3,13 y.3,14).
En resumen, la expropiación dc predios ha te–
nido un únpactü muy variable en los diferentes ba–
rrios y colonias que integran la ZE, tanto a nivel
del parque habitacional global, como a nivel del es–
tado físico de las construcciones expropiadas. Dado
que el programa RHP se deriva directamente de ia
acción expropiatoria. cl impacto que puede tener
sobre la problemática habitacional de cada zona
presenta, a su vez, vari,icioncs muy importantes.
Dificultades de operación del Programa en rela–
ción con ia Expropiación.
La dependencia del Programa con respecto a
la acción expropiatoria empezó a generar proble–
mas dc importancia, cuando numerosos propieta–
rios se ampararon o presentaron recursos dc revo–
cación en contra dc los decretos dc expropiación.
El recurso básico del programa, la tierra, .se redujo
así en un 20%, por lo menos en un principio. A
nivel de las cuatro "áreas-testigo", esta limitación
sufrida por el Programa es menor: de los 1,031 pre–
dios expropiados, 990 estaban incorporados al pro–
grama en junio de 1986, o sea, el 96%. Sin embar–
go, existen fuertes variaciones entre un "área-testi–
go" y otra. Mientras en la Colonia Guerrero, el 8%
de los predios expropiados se eliminó del programa
por problemas dc amparo o revocación, este por–
centaje fue dc 15% en La Merced. En el caso del
barrio dc Tcpito, sin embargo, varios predios am–
parados (c, inclusive, revocados) entraron al Pro–
grama. Esta situación respondió a la movilización
de los habitantes del barrio y a sus denuncias de
que las autoridades estaban otorgando amparos
con demasiada facilidad.
Per la movihzación de los inquilinos no explica,
por sí sola, el mayor o menor impacto de los ampa–
ros sobre el desarrollo del programa RHP. En efec–
to, si se comparan los Cuadros Nos. 3.9 y 3.15, apa–
recen diferencias significativas entre los predios ex–
propiados y los predios en donde finalmente actuó
el programa RHP ЦП
cuaní» aj csiaJu fisico de las
construcciones. El número de construcciones afec­
tadas, en "buen estado" bajó de 126 a 100 mientras,
por cl contrario, el numero de predios afectados
con edificaciones en "mal estado" se incrementó de
377 ü 404. Lo anterior sugiere que los predios con
edificacitíncs en mejor estado fueron los más suje­
tos a los juicios dc amparo.
Por otra parte, cl mayor número dc los predios
en "mal estado" en cl programa que en los decretos
de expropiación se debe también a que, en más dc
40 predios en Tepito y el área Mcrced-Tomatlán, el
programa RHP actuó sin que hubieran sido previa­
mente expropiados. Desconocemos los procesos so­
ciales (o políticos) que posibilitaron esta situación,
lo cual permitió a RHP disminuir el impacto nega­
tivo de los juicios de amparo y los dictámenes de
revocación.
En resumen, el programa RHP tuvo un mayor
impacto sobre cl deficit habitacional por deterioro,
que cl que se habría podido derivar de los decretos
expropiatorios. El programa actuó sobre el 42.6%
de las construcciones en mal estado (contra el
39.8% incluidas en la expropiación), al mismo tiem­
po que disminuyó el porcentaje afectado de inmue­
bles en "buen estado"; 14.1%, comparado con
17.8%.
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