Renovación HabílHCÍonal:
(.RfhabilitucLún u cons–
trucción nueva?
En su programa operativo, el programa RHP
plantea 1res tipos de acciones "según los daños rf,-
gistrados": reparaciones menores, rehabilitación y
reconstrucción. Tales lincas programáticas defini–
das a partir de los daños provocados por los sis–
mos, reflejan la reticencia a plantear un programa
dc renovación urbana en función no solamente de
la destrucción sísmica sino, más ampliamente, del
deterioro, de la falta dc mantenimiento
y
de la des–
trucción paulatina que caracicri/u la problemática
habilacional en el centro de la ciudad. Así, la situa–
ción de emergencia precipitó una programación de
las acciones que, a la postre, resultó difícil dc cum–
plir.
El primer problema se relaciona con las accio–
nes de reparaciones menores y dc rehabilitación.
La dificultad para llevar a cabo estos dos tipos de
acción se refleja en la variación dc las metas plan–
teadas entre junio dc
\9H
íí
y noviembre del mismo,
año (Cuadro No. ^.\<>). La ¡mporlaneia relativa de
las acciones tic ret»arai.iones inenores disminuyó ilc
Iti'.', a
2"/,.
y las de ruhabilitauón, de
2t>"/,.
a lri%.
l'n consecuencia, el prograni.i RHP tendió cada
ve/ más a
n un programa de construc–
ción dc vivienda nueva: para novieníbre de I9Hf>, es–
te lipo dc acción representaba ya el
íil"/,.
del total
de las acciones programadas .
Ya se ha señalado que la acción pública de re–
novación urbana casi siempre ha tomado el camino
dc la recontrucción. No existe en Móxico una expe–
riencia consolidada en materia de rehabilitación de
vivienda, ni se cuenta con his instrumentos regla–
mentarios, financieros y túcnicos apropiados para
ello. Esta dificultad se torna todavía mayor dentro
del área declarada como "Centro Histórico", en
donde la con.servación de las construcciones ad–
quiere una relevancia especial. Sin embargo, no es
ahí (zonas .1 y 1.3) en donde las acciímes de rehabi–
litación inieialmenie programadas disminuyeron.
Por el contrario, se incrementaron en detrimento
de las acciones dc reeonslrueeión, bajo la presión
del Instituto Nacional de Antropología e Historia
( Í N A H ) y del Instituto Nacional de Relias Artes
( I N B A ) (Vóasccl capítulo .S).
En las demás áreas se redujo el número de las
acciones de rehabilitación, en relación con lo pro–
gramado. Tal reducción se intentó compensar con
un incremento de las acciones de reconstrucción.
Pero no resultó siempre así, y se produjo una dis–
minución en el número total de acciones en nueve
dc las trece /.onas. Es significativo que en las zonas
I y 2 (Colonias f)brcra y Doctores) el número total
de las acciones haya disminuido sensiblemente en
relación a lo progranuido, en menos 2t)% y menos
18% respectivamente, siendo éstas zonas en donde
la rehabilitación había sido programada inieialmen–
ie como mayoritaria.
Las dificultades operativas de las acciones de
rehabilitación explican, por lo menos en parte, la
evolución (¡ue sufrió la distribución geográfica de
este lipo de proycelo, concentrándose cada vez más
en un número reducido de eolonias. Estas misma.s
dificultades explican también la poca congruencia
entre el tipo dc acción emprendida y el estado físi–
co de las viviendas. Por lo menos asi lo hace apare–
cer el análisis del impacto del programa en las cua–
tro "áreas-testigo" (Cuadros №s. 3.17, 3.18, 3.19 y
3.20).
En la Colonia (luerrero, un 10% de las accio
nes de demolición y reconstrucción se aplicó en
predios cuyas construcciones estaban en "buen esta–
do", mientras el ,VS'Í, de las rchabilil:iciimes se pro–
gramó para inmuebles en "mal estailo". En el barrio
dc Tepilo los predios con edificaciones clasificadas
en "mal estado" .se beneficiaron con el ."^3% de la.s
acciones de rehabilitación programadas para la zu–
na, y solamente eon el .3.3%de las acciones de ctms-
trucción nueva.
Para el conjunto dc las cuatro "áreas-testigo",
solamente en el 4.'i% de los 685 predios con obra
nueva se sustituyeron edificios en mal estado. En
los demás casos, se trata de inmuebles en buen o
regular estado físico. Es posible que los dictámenes
realizados por RHP, hayan sido más rigurosos para
recomendar la demolición dc varias construcciones
que se hablan clasificado como "rchabiliiables" en
los estudios realizados por universitarios o por los
técnicos dc planificación del Departamento del
Distrito Federal. Una re-evaluación del deterioro
real también pudo haber sucedido entre la primera
programación (junio dc
WtU>)
y la segunda (no–
viembre de l'Wó), explicando así, en parte, la dismi–
nución de la rehabilitación a Livor dc la reconstruc–
ción.
A la luz dc los datos anteiorcs, la definición dc
criterios claros para la evaluación tanto dc los da–
ños sísmicos como del estado físico que guardan las
construcciones, parece ser una tarca urgente para
futuras acciones de renovación habilacional.