concretos de investigación de la etnología y de los estudios urbanos en
general.
Según los parámetros de la economía política, la ciudad es consi·
derada como un espacio capitalizado o como lugar de la producción
y reproducción de la sociedad
(Cf
Harvey, 1989; Lefebvre, 1994; Zukin,
1993). Desde ese punto de vista, es posible, además, determinar pre–
cisamente en la ciudad otros modelos de segregación espacial, so–
cial y étnica
(Cf
Smith, 1993; Keithj Cross, 1993). En relación con su
función político-social, la ciudad, bajo la consigna de "nueva urbani–
dad", es caracterizada como "factor de localización" (HauBermannj
Siebel, 1987), a través de una "cultura de la cantidad y la abundan·
cia" (Koolhaas, 1994) o en la manifestación de "hiperrealidades de
una doble simulación" (Davis, 1994). Partiendo de distintos puntos
de vista culturales la ciudad es vista como un lugar de surgímiento
de movimientos culturales, el
cua~
a su vez, es el resultado de roles y
redes específicamente urbanos
(city
as a network ofnetworks)
y que se
caracteriza por un flujo determinado,
urban flow
(Hannerz, 1992).
Temas centrales de los estudios de la etnología urbana son, por
ejemplo , los análisis de las estructuras de poder y de las construccio–
nes de identidades, las consecuencias de las transformaciones globales
para los habitantes de la ciudad, así como el intercambio cultural
entre la metrópoli y la periferia
(Cf
Sanjek, 1990:173). Otro punto
esencial es cuando la ciudad es considerada como lugar de confron–
tación política
(Cf
Holston, 1989; Díaz Barriga, 1996). La ciudad,
sin embargo, es también el lugar para el estudio de grupos no deter·
minados espacialmente , de redes urbanas, de identidades culturales
de grupos específicos tales como obreros, artistas, comunidades mi·
gratorias o diaspóricas
(Cf
Burawoy, 1991 ; Wildner, 1994; Kokot, 2000).
Cuando se aborda el espacio material de la ciudad, los debates
gíran en torno a los conceptos de "lugares antropológicos" y "no·
lugares". El lugar antropológico es un lugar físico y a la vez imagina–
do, que se define a través de la interacción y la comunicación socia·
les, así como a través de las relaciones de carácter histórico
y
los signos
simbólicos de representación
(Cf
Marcus, 1992; Augé, 1994). Los
"no-lugares " son aquellos que pasan a ser espacios efímeros debido
a la ausencia de historia, de relaciones sociales y de identidad .
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