surgió en la literatura hacia fines del siglo
XIX;
el
flaneur
vivía en la
calle
y
en los cafés
y
era considerado un sensible observador de su
entorno. Walter Benjamin empleó el
flaneur
en sus reportajes de
principios del siglo xx para describir la vida cotidiana en las grandes
ciudades modernas como París, Moscú o Berlín. En la etnologia, la
figura
delflaneurpasó
a ser un instrumento de la observación:
Como un coleccionista de sensaciones, un observador de un espec–
táculo en el que se pretende reconciliar el espacio privado con la
call e, donde contradicciones sociales se esconden bajo las
fantasmagorías de la modernidad.
Flanear
la ciudad es experimentar
sus espacios, olores, ruidos
y
movimientos,
flamear
es
el
método de
los cronistas
y
un modo de representar la ciudad, de mirarla
y
de
contar lo visto (Carda Canclini, 1996: 33).
A diferencia de la observación teórica de la ciudad, en la que por lo
general se debate acerca de los planos de los urbanistas con un "punto
de vista desde arriba",
flanear
significa caminar.
9
En mis primeros
paseos por la ciudad identifiqué algunos elementos del espacio físico
en la plaza
y
alrededor de ella: los edificios, los elementos arquitectó–
nicos
y
puntos de encuentro tales como árboles de sombra, rejas, ban–
cas
y
escaleras. Con ayuda de la cartografía de uso del espacio, confec–
cioné un registro de las formas de utilización en el transcurso de un
día, estableciendo una diferenciación entre días laborables
y
días festi–
vos
(Cf
capítulo I1) .1O
Observación participante
y
entrevistas
Una gran dificultad en la primera fase de la investigación se me
planteó a la hora de establecer contacto con las personas en la plaza.
9
el
De Certeau describe el caminar como una práctica cotidiana elemental,
como la única forma de experimentar la ciudad, una forma en la que el cuerpo
sigue
al
"texto urbano" (De Certeau, 1980).
10
Para realizar esta cartografía de uso del espacio, ocupé durante veinticuatro
ho ras una habitación en el hotel Majéstic con el propósito de observar la plaza
durante ese tiempo. Este experimento reveló claramente que los distintos actores
de la plaza tienen sus propios horarios
y
que las actividades en el Zócalo se dife–
rencian notablemente durante el día
y
la noche.
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