de gas ocurrida en un barrio densamente poblado, investiga las rela–
ciones entre los discursos mediáticos, la práctica cultural
y
la organi–
zación social en una zona de catástrofe urbana (Reguillo Cruz, 1999).
Un análisis de lo urbano exige el estudio de la relación dialéctica
entre la construcción material, la práctica social y la representación
discursiva de la ciudad en lugares urbanos concretos
(Cf
Harvey,
1993). El lugar de lo local es entendido como sitio de la confronta–
ción subjetiva y cotidiana con procesos globales (o urbanos) o como
un microcosmos dentro de una compleja macro-sociedad
(Cf
Korff,
1991). Aquí se pone de manifiesto un importante terreno de trabajo
de la etnología: la investigación de la "localización" (temporal) de iden–
tidades (fragmentarias) en relación con el espacio urbano (Greverus,
1994). En ese sentido, deben ser respondidas concretamente varias
interrogantes acerca de los procesos sociales a la hora de proyectar
las ciudades, de su organización social y de la significación simbóli–
ca de la materialidad; cuestiones sobre las personas que administran
y animan esos centros urbanos o, lo que es decir, indagar sobre la
construcción del espacio urbano a nivel local por medio de estudios
etnográficos.
En correspondencia con estos principios, defino la "ciudad" para
este trabajo como una estructura física y material que marca la per–
cepción espacial y la acción social.de los actores. Simultáneamente,
la ciudad se modela a través de las personas
y
sus distintas formas de
apropiación. La ciudad es, por tanto, un campo de negociación y
de discursos en que coinciden estructuras de poder (globales) con
prácticas cotidianas locales. Es el sitio donde se condensan caracterís–
ticas específicas de sociedades complejas que van más allá de la es–
tructura física. La urbanidad puede ser considerada una
u
categoría
cultural"
(Cf
KokotjHengartnerj Wildner, 2000:8), que sirve de base
a experiencias colectivas
y
acciones sociales y que, al mismo tiempo,
reaparece constantemente en un dinámico proceso de interacciones
entre la atribución de significados y la práctica cotidiana. En ese
sentido, la ciudad debe ser estudiada como una localidad central para
la construcción de una variedad de identidades heterogéneas.
De gran significación son las posibilidades de centrar la aten–
ción, por medio de la etnología, en un nivel local, en la situación
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