ca publica su primer libro, que es
Lo días enma s c a r ados y
po–
co después.
La región mas transparente.
Y, dentro de la pin–
t u r a , un grupo de artistas que para romper c o n el realismo de
con t en i do poiftico que se hacía en Mé x i c o , se pasa al bando
contrario que era el abstraccionismo; la figura más impor–
t an t e dentro de esta t endenc i a , artista mu y notable de mi ge–
neración, es Vicente Rojo.
De manera que para hablar de una decisión de dejar
un país, hay que ver la historia personal de un artista que
realmente supo de t o d o s los agravios, de todas las ca l um–
nias, de t odos los insultos en su propio país, y que logró el
equilibrio mental a base de los elogios, de la aceptación que
su obra iba t en i endoen ciudades t an importantes c omo Nue–
va Yo r k , París.
M i p r e g u n t a es sencilla, nada más q u i e r o sa–
ber: ¿qué es lo q u e l o mu e v e o q u e es l o q u e l o
mo t i v a a pintar?
M
uy bien, mu y buena pregunta. Trataré de ser breve.
Bueno, las motivaciones de un pintor son múltiples, son t an –
tas las cosas que estimulan... Precisamente en la revista
Vue l t aque
está ahora en circulación (la revista que dirige Oc–
tavio Paz, la del mes de ma y o , que trae un autorretrato mío
c omo Gregorio Samsa, en la portada) se me pregunta preci–
samente sobre las motivaciones, pero tratándose de una re–
vista literaria, me referí únicamente a las motivaciones lite–
rarias o sea las influencias de los escritores. Peroempiezo di-
ciéndole al espléndido escritor que me entrevista, que en un
pintor, en un artista, en una persona con sensibilidad, prácti–
camente nada tiene desperdicio. No tiene desperdicio lo que
se ve , lo que v i v imos , lo que soñamos ; no desperdiciamos
agazapado, tan inocente
(es que el león, ni porque
sea pintor, es como lo pin–
tan), a los20anosJcsé Luis
Cuevas despliega sus re–
cursos que ha venido acu–
mulando, de artista ma–
cho-mexicano-publicista,
actor-declarante-pugiüs-
ta-intelectual-escribidor-
político, para empezar
una batalla iconoclasta
que aún no termina, aun–
que hoy parezca menos
cruenta, porque la verdad
no tiene enemigos al fren–
te.
Ahora está cum–
pliendo 50 años (a él no le
gusta que se lo recorde–
mos), tiene 50 años de ju–
ventud, de zarandear al
país con su obra, su vida,
sus críticas, sus happe-
nings, sus murales efíme–
ros, sus actuaciones fílmi-
cas y televisivas, su cam–
paña política comodiputa-
do, sus críticas a un Siste-
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