Vicente Francisco Torres
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A Lester Mead es al que yo prefiero; Lester Stoner es el millonario sin
corazón; el millonario que no se daba el lujo de dejar de ser canalla,
el millonario de Waldorf Astoria, del yate, de los caballos de carrera,
de las mujeres compradas…El millonario del bacará y la ruleta, su
dor de gente mal pagada jugando a punto y banca…El millonario de
las combinaciones políticas para mantener gobiernos a su servicio en
países en que opera con la voracidad del pulpo…Yo prefiero a Lester
mead, el millonario que organiza cooperativas de cosecheros, que
instaló un pequeño molino de harina de banano…
7
Estos hombres son los que llevaron el aguardiente, la prostitución,
el telégrafo, el fonógrafo, las farmacias y la guarnición de solda-
dos a los platanares, instalados en medio de la selva: “El tren se iba.
Un tren que se detuvo frente a una estación que parecía que no
estaba puesta en la tierra sino colgada de los madrecacaos, de los
guarumos, de los bejucos, de las ramazones. Todo el piso estaba
cubierto de cáscaras y hojas medio secas de eucaliptos”.
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Aunque
en este tomo la miseria de los trabajadores no es tan extrema
como en
Mamita yunai
, sí vemos abusos y la corrupción local que
permite medrar a las transnacionales. Cuando los trabajadores se
sublevan contra los extranjeros que abusan de sus esposas e hijas,
echan mano del ejército para las aprensiones. Lester Mead quiere
interceder por ellos y, como los periódicos habían fabricado el de-
lito, ningún medio quiso aceptar dinero para dar otra versión de
los hechos. ¡Todos recibían dinero, en forma de publicidad, de la
Tropical Platanera S.A.!
En esta primera novela del ciclo hay muy poca presencia del
paisaje y Asturias se concentra en perfilar personajes y hurgar en sus
modos de pensar. Destaca Adelaido Lucero, quien funda su casa en
un lugar llamado Semírames y deja su descendencia para que, con
nuevos trabajadores que vienen huyendo de las tierras serranas ya
muy trabajadas, en donde quemaron los árboles para hacer más
sembradíos y dejaron los cerros convertidos en espinazos dinosáu-
ricos. Vienen a los bananales de la costa, a pelear con el mar.
El problema social que recibe más atención surge cuando la
compañía no quiere subir el precio del plátano y les dejan de com-
7
Miguel Ángel Asturias,
Viento fuerte
, Buenos Aires, Editorial Losada (Nove-
listas de Nuestra Época), 6ª. ed., p. 191.
8
Ibid
em, p. 15.
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