Tema y Variaciones 42 - page 160

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Tema y variaciones de literatura 42
que el médico es repudiado por los habitantes de Macondo, sa-
bremos que fue así debido a que, durante la guerra, el médico se
negó a atender a los heridos que se apilaban afuera de su casa con
el pretexto de que ya había olvidado todo lo concerniente a la me-
dicina. El lector piensa ¿cómo se puede olvidar la profesión de
uno? Con el correr de la historia nos enteraremos de que, cuando
llegó la compañía bananera, trajo su propio servicio de salud y el
médico dejó de ejercer durante muchos años. Tuvo una suerte de
enmohecimiento por su atormentada vida interior y por el modo
en que dejaba que la vida transcurriera junto a él, como si estuvie-
ra sumergido en un río cuyas aguas lo bañaban sin producirle el
menor efecto.
La bananera es un mal que arrastró otro. Trajo un auge eco-
nómico febril y fugaz. Llevó progreso con el ferrocarril y el telégra-
fo (que sirvió para que el padre de Gabo, que formaba parte de la
hojarasca, conquistara a la madre, quien pertenecía a la sociedad
inmóvil pero refractaria), pero también una población flotante que
como llegó se fue, sin echar raíces, sin dejar cosas buenas al pue-
blo. Después de agotar la tierra y exprimir a la gente, la bananera
deja a Macondo convertido en una ruina:
Para entonces, la compañía bananera había acabado de exprimirnos,
se había ido de Macondo con los desperdicios de los desperdicios
que nos había traído. Y con ellos se había ido la hojarasca, los últi-
mos rastros de lo que fue el próspero Macondo de 1915. Aquí que-
daba una aldea arruinada (…) ocupada por gente cesante y rencoro-
sa (…) La hiedra invade las casas, el monte crece en los callejones, se
resquebrajan los muros y una se encuentra a medio día con un lagar-
to en el dormitorio (…) Y de noche, el tum- tump de la plantica eléc-
trica que dejó la compañía bananera cuando se fue de Macondo
14
.
En
Cien años de soledad
(1967), Macondo es una aldea de 300
habitantes, nadie es mayor de 30 años de edad y todavía no tie-
nen su primer muerto. Reaparece la compañía bananera pero los
elementos del progreso, como el ferrocarril y la energía eléctrica,
que preceden al cinematógrafo y al teléfono, ya no se le deben a
ella sino a Aureliano triste, quien ante el éxito de su fábrica de hie-
lo trajo un ferrocarril amarillo. Después apareció Mr. Herbert, quien
14 
Ibidem
, pp. 110, 128 y 129.
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