Tema y Variaciones 42 - page 170

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Tema y variaciones de literatura 42
de incinerarse con sus libros. Esto le da un vuelco a la novela.
Montag sustrae algunos títulos, los lee a escondidas y, con ayuda
de Clarisse y Faber, asume que su vida adquiere otro sentido. Fi-
nalmente Bradbury propone una esperanza. Montag huye y en-
cuentra a un grupo subversivo que ha aprendido libros de memoria
para que, cuando las cosas hayan cambiado, volver a escribirlos y
resguardar la memoria de la humanidad.
Sí hay una esperanza.
3
Entre tanto, el espectáculo de esa so-
ciedad es deprimente. Un solo signo le basta a Bradbury para re-
sumir la estolidez de una sociedad en un futuro cercano a él –
nuestro presente–: las enormes pantallas de televisión. No sé qué
pudo haber pensado el también autor de
Crónicas marcianas
cuando vio que su funesto presagio se volvió realidad desesperan-
te. Nosotros sí atestiguamos que en la mayoría de los hogares
mexicanos no hay libros, pero sí pantallas cada vez más grandes.
Y las familias se enteran de la existencia de algún libro por las es-
porádicas noticias en la televisión, leídas por individuos igualmen-
te ignorantes. No obstante, conocen virtudes y ventajas de esos
objetos ya indispensables en la vida cotidiana.
Fahrenheit 451
en su título alude a la temperatura con la que
arde el papel con el que están hechos los libros. Y es el epígrafe de
la novela. Sin embargo, hay que insistir en ello, la esperanza está en
la memoria de ese grupo de subversivos que tienen en su mente a
los autores, pues saben que los libros pueden cambiar las cosas.
Una de las épocas más fascinantes en la historia de Occidente
es la Edad Media. De la toma de Constantinopla por los turcos al
Renacimiento, hay ocho siglos Mitos, leyendas, luchas religiosas,
principios de conformación de las nacionalidades, convivencia fruc-
tíferamente compleja con el Oriente, desarrollo de las lenguas que
hoy conforman nuestro atlas lingüístico y una fértil literatura le con-
fieren una riqueza que actualmente seguimos queriendo interpretar
en su justa dimensión. No es, desde luego, una época oscurantista,
por más que muchos de sus estamentos ya resultan caducos; pero
significaron un esfuerzo nada despreciable hacia la comprensión de
lo humano. La influencia helénica y latina fue fundamental, aunque
la apropiación definitiva se haya dado hasta el siglo
XVI
.
3 
Creo que en todos libros que presagian, desde la mitad de la vigésima cen-
turia, el imperio de una civilización cada vez más deshumanizada, hay una espe-
ranza, excepto en
1984
de George Orwell.
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