Contra un Diseño Dependiente - page 120

Un hecho puede pasar a la categoría de fenómeno por la presión que ejercen
quienes lo protagonizan o padecen. En determinado sector de un país se pro­
duce una catástrofe por motivos naturales, o bien una asonada popular, o
una epidemia, etc. Esto lleva a que a nivel de las clases dirigentes el hecho
se convierta en un fenómeno, en una cuestión que desde sí misma apele, lla­
me la atención.
Por último un hecho se convierte en fenómeno por la mediación de lo que po­
demos denominar "promotores", los cuales se mueven dentro de ambientes
políticos, religiosos, culturales, etc., y reclaman en favor de determinados he­
chos. Pero también pueden ser motivaciones económicas y en este caso es
cuando mejor se aplica la palabra promotor (una zona es objeto de reclama­
ciones acerca del estado del agua que pasa por un canal, ello para lograr
que lo impermeabilicen a fin de vender a mayor precio los terrenos cerca­
nos).
Llevemos estas consideraciones generales al terreno de la ciencia. Es erró­
neo creer que todos los hechos de la realidad son objeto de las ciencias y
mucho menos de aquéllas que tienen que ver con lo social. Se ha repetido ya
hasta el cansancio que la pretendida objetividad y universalidad de las cien­
cias es algo falso, que aquello que se constituye en tema es lo que tiene que
ver directamente con los intereses de los países que detentan la propiedad
de tales ciencias.
El proceso es éste: existen poderosas empresas o gobiernos que patrocinan
las investigaciones científicas, que las pagan. Ese pago condiciona al investi­
gador, ya que tiene que ceñirse a los temas que interesan a aquéllos. Si esto
es así en los países centrales lo es más en los periféricos. En efecto, los te­
mas con que se ocupa a los científicos en nuestros países suelen no tener
nada que ver con la realidad inmediata, sino que están orientados en función
de lo que preocupa a los espacios privilegiados. Es decir, hechos ajenos se
alzan como fenómenos, en tanto que los hechos propios de la realidad inme­
diata son ignorados. Esto se continúa en el sistema de difusión que existe a
nivel internacional: lo que no está de moda no entra en la preocupación de
nadie y así se hace ciencia según los dictados de ¡os países centrales.
Reiteremos, pues, la pregunta inicial. ¿Cuándo se convierte entre nosotros
un hecho en fenómeno desde el punto de vista científico? Dado que la cien­
cia pasa a través de las clases dirigentes, el nivel de acercamiento a la reali­
dad puede resultar muy bajo, sobre todo si nos referimos a lo que realmente
ocurre en los países marginales. Durante años en la universidad y centros de
investigación se han preocupado por cuestiones que nada tienen que ver con
la problemática más inmediata. Una situación de tal naturaleza no debe pro­
longarse, ya que nuestros países no pueden darse el lujo de mantener inves­
tigaciones que de nada le sirven, ni los investigadores mantenerse al margen
de las reales necesidades de sus pueblos.
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