Contra un Diseño Dependiente - page 130

2. Humberto Eco, op. cit..
de intercambios de datos que concurren entre las diferentes disciplinas, den­
tro del proceso de diseño, se requiere que en la interacción de diferentes có­
digos no se pierda la interpretación de los datos.
En este campo se han hecho estudios que buscan desarrollar métodos inter­
disciplinarios para la unificación de códigos que den validez, operatividad y f¡-
dedignidad a los intercambios. Sin embargo el punto que nos ocupa no es
éste sino el del significado y el del interpretante.
Todo dato es interpretado dentro de una unidad cultural que le da significa­
ción. El hecho de que el diseñador debe interpretar un conjunto de datos que
provienen a menudo de contextos diferentes a los suyos y, por lo mismo, con
variantes de otras unidades culturales, lo obliga a tomar doblemente en serio
el estudio del caso inicial, el cual manifiesta los criterios de interpretación pa­
ra todo el proceso. Estos criterios deberán basarse, entre otras cosas, en la
correcta interpretación de las unidades culturales, sólo así tendremos las ca­
racterísticas de fidedignidad y operatividad deseadas. Sin embargo, además
de una correcta interpretación, en la cual se signifique lo mismo, nos queda
otro problema, el del interpretante.2
Este punto, cuestión central del presente tema monográfico, resulta de una
trascendencia especial porque cuando se da una representación gráfica a un
dato tratando de que ese signo equivalga al dato verbal se corre el riesgo de
anteponer una imagen personal y de desvirtuar el significante inicial.
Por ejemplo, un dato de requerimiento que especifique cierto objeto, ponga­
mos por caso una silla, deberá responder a las características ergonométri-
cas y de uso funcional de la familia rural que se dedica a la agricultura.
Dentro de esta estructura verbal se puede deformar en múltiples maneras el
dato hasta hacerlo totalmente erróneo. Sin una información precisa de lo que
significa rural, actividades de la vida familiar del campesino, tradiciones y
costumbres, etc., se puede en primer término interpretar el dato rural desde
una unidad cultural urbana y considerarse por ejemplo como atrasada, sub-
desarrollada, etc. o, por otro lado, como artesanal y pintoresca. En cualquiera
de las dos perspectivas el resto de la interpretación seguiría una línea defor­
mada. '
Supongamos por el contrario que esto ha sido bien interpretado y que sí se
tiene una información precisa que permite entender cabalmente el significado
y que se siguiera precisando más el requerimiento; se buscaría ubicar este
último ante un uso cotidiano, como podría ser el de comer, dentro del cual se
especificaría que la disposición de las sillas buscará unificar a la familia propi­
ciando el diálogo durante la comida. El diseñador, al representar gráficamen­
te el dato, podría abstraer en un círculo la idea de unificación en donde todos
los puntos fueran equivalentes y todos se vieran unos a otros en las mismas
condiciones. Esto que podría ser la interpretación fiel de la idea desde una
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