profesión y los supuestos que desde lo social condicionan nuestras percep
ciones y nuestra conducta, es lisa y llanamente una falla que no pocos pro
blemas ha traído y trae a la labor científica.
Por mucho que se pretenda un rigor basado en números, en computadoras o
en pulcras aplicaciones de la lógica, los aportes concretos a nuestra socie
dad son por demás exiguos, ya que quedan fuera de todo cuestionamiento
los supuestos que guían investigaciones y trabajos científicos.
La actitud ingenua lleva a apreciar los fenómenos a partir de esquemas, de
clisés en los cuales trata de meter la realidad toda. Y aquello que no cabe
dentro de tales clisés es relegado nuevamente a la categoría de hecho, o
bien es reprimido en aras de una cómoda y límpida visión de las cosas. En la
actitud ingenua se pretende, lo sepa o no quien lo hace, que nuestros para
digmas, nuestras series mentales, son superiores a la realidad misma. Di
chas series mentales se interponen entre nosotros y el fenómeno y llevan
inexorablemente a una distorsión, a un ocultamiento o eliminación de datos.
Resultan más poderosos nuestros códigos que la realidad misma. Caemos,
se ha afirmado ya, en una tiranía del código el cual se alza como una reali
dad más densa que la que nos trata de mostrar el fenómeno.
Aquí el papel de las limitaciones ideológicas resulta evidente. Hay quienes,
por educación, por su pertenencia a las aspiraciones y expectativas de deter
minada clase, están prácticamente incapacitados para abordar lealmente un
fenómeno. Los ejemplos ya repetidos hasta el cansancio, de las actitudes ra
cistas o de los modos dogmáticos de relacionarse con las cosas o con los
otros no hacen sino reafirmar estas consideraciones. El esquema mental, el
paradigma que alguien o un grupo social pueden hacerse respecto de su pro
pia superioridad, condicionan directamente la forma de percibir y de actuar
frente a situaciones concretas.
Ante todo fenómeno, la primera pregunta que debe plantearse un investiga
dor es: ¿A partir de qué supuestos estoy realizando esta interpretación? Di
cho de otra forma: "desde qué parámetros decodifico tal o cual fenómeno?
¿cómo codifico luego los datos obtenidos? Decodificación del fenómeno, co
dificación de datos. Nuestra fase termina en un "diagnóstico de diseño".
¿Qué ocurre cuando la diagnosis resulta errónea? Si damos mal el primer
paso ninguno de los siguientes podrá resultar correcto.
Hemos afirmado que el fenómeno no puede ser agotado por una sola cien
cia, que se trata de una tarea interdisciplinaria. A decodificación y codifica
ción se suma una tercera: la recodificación de datos proporcionados por otras
ciencias: Tres pasos, pues, y para cada uno de ellos la misma exigencia de
criticidad.
La única manera de acercarse lo más lealmente posible a un fenómeno es
tratar de que éste se manifieste tal como es, sin interponerle los filtros de
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