(comunidad agraria), deban tomarse en cuenta las formas de organización para la producción,
distribución y reciprocidad en el intercambio de los bienes y trabajo, que expresan una dimensión
sociocultural: instituciones, ceremonias, tradiciones y costumbres compartidas que consagran y
confirman los derechos y obligaciones de los comuneros. Estas caracterlsticas no se presentan en
todas las comunidades, porque se han ido perdiendo o porque nunca las tuvieron.
Claro está que la mayor parte, por no decir que todas las comunidades agrarias del pals, están
formadas por indlgenas; pero queremos significar que desde el punto de vista legal, ya no es de
naturaleza étnica, sino simplemente agraria, la razón de ser de tales comunidades.
Consideraciones sobre la situación actual de las comunidades agrarias
El proceso de reforma agraria, ha posibilitado la redistribución de la tierra y los logros obtenidos son
importantes, ya que de acuerdo a información de la Secretaria de la Reforma Agraria a 1995, 4.9
millones de mexicanos tienen propiedad legal sobre 177 millones de hectáreas rústicas. De ellos, 3.5
millones son ejidatarios y comuneros agrupados en 30 000 núcleos agrarios, con dominio sobre 103
millones de hectáreas y 1.4 son propietarios privados de 74 millones de hectáreas.
De acuerdo a información obtenida por el Sector Agrario en 1996, se identifica que de los 29 162
núcleos agrarios; 26 796 son ejidos y 2 366 comunidades. Con base en la investigación sobre la
situación jurldica de las comunidades, se identifica que 1 950 son comunidades legalmente
constituidas; 189 son de hecho y 227 están en espera de la Resolución del Tribunal Agrario
competente. Por otra parte, también se identifica que 2 297 comunidades son rurales y 69 son
urbanas o están comprendidas dentro de la mancha urbana.
Durante más de 80 años de entrega de tierras a los ejidos y comunidades, se presentaron una serie
de circunstancias y problemáticas dentro de las que se destacan: las entregas de tierra que se
efectuaron de manera virtual, lo que implicó que en muchos casos las ejecuciones de las
Resoluciones Presidenciales, no se realizaran flsicamente en el lugar correspondiente, por diversas
razones como oposiciones violentas por parte de los afectados o debido a la escasa red caminera que
limitaba el acceso a dichas tierras, lo que generó en algunos casos, que la tierra realmente entregada
a los ejidos
y
comunidades difiera de la que expresa la Resolución Presidencial respectiva. Se
adiciona a lo anterior, el hecho de que no siempre los servidores agrarios tenlan la capacidad
y
los
conocimientos para usar con eficacia los instrumentos de medición, además de efectuar
adecuadamente los complejos cálculos requeridos, para la entrega de tierras.
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