de competir con ci programa gubernamental y co–
mo una cÍTCurutancia que ampliaba ei espacio dc
acción independiente por parte de las organizacio–
nes de damnificados.
De hecho, la pregunta acerca del por qué del
financiamiento de proyectos en predios expropia–
dos por parte de ¡as O N G no obtiene respuesta en
términos del sólo propósito de brindar ayuda a los
damnificados. Cómo se verá más adelante, dicho fi–
nanciamiento puede ser vinculado en cambio con
tres tipos de consideraciones que a su vez reflejan
las políticas de asistencia desarrolladas por las
ONG : 1) propiciar el desarrollo de programas de
carácter autogestionario por parte de los beneficia–
rios de la ayuda no gubernamental;!) proporcionar
condiciones más blandas de obtención de recursos
y; 3) producir un efecto demostrativo en cuanto a
las bondades de la autogestión y de la acción inde–
pendiente del gobierno.
N o es posible establecer en forma taxativa si en
definitiva hubo una política gubernamental conse–
cuente de bloquear la participación no guberna–
mental en la reconstrucción, en particular en lo que
se refiere a los predios expropiados. Algunos testi–
monios parecen confirmar esta tendencia, pero es
necesario considerar que, en ¡as tensiones entre las
O N G y las autoridades también mediaron otras cir–
cunstancias más relacionadas ton la imagen inter–
nacional del gobierno mexicano que con el propósi–
to dc impedir las actividades dc las ONG.
Y a hemos hecho referencia a un testimonio se–
gún el cual las autoridades habrían puesto trabas a
los programas no gubernamentales con el objetivo
úllimo de inducir a que la ayuda se canalizara a tra–
vés de un mecanismo controlado directamente por
el gobierno. De acuerdo con otra declaración, pro–
veniente de
un representante dc otra ONG , el 29 dc enero
de 1987 el titular de R H P le señaló cn forma tajan–
te: "no es interés del gobierno mexicano que se eje–
cuten proyectos de vivienda que cuenten con apoyo
de organizaciones no ¡gubernamentales'. Dc acuer–
do eon este mismo testimonio la meta dpl nohiemn
medicano tra aue ng
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.,na aubtnia:
mtatalea a
las
damnificadus
Se tratara o no efectivamente de una meta del
gobierno, lo cierto es que fueron las ONG cuya po–
lítica tendía a propiciar la acción autónoma dc la,s
organizaciones de damnificados, las que sostuvieron
relaciones más tensas con el gobierno; en el caso de
L'NICEF, las tensiones culminaron en la salida del
país, al parecer ¡ntespectiva, de su representante en
México. Por otro lado de acuerdo con un funciona–
rio que participó de cerca en los acontecimientos
"...no hubo un sólo objetivo. Que sí hubo co–
rrientes dentro del Estado que se plantearon
eso (destruir las organizaciones de damnifica–
dos), .si las hubo. Se pueden distinguir dos co–
rrientes respecto de la reconstrucción. De
acuerdo con una de ellas, cl problema de la re–
construcción competía exclusivamente al Esta–
do. De acuerdo con la Otra, la reconstrucción
debía dar lugar a la participación de la socie–
dad conducida por el Estado. Que hubo el pro–
pósito de reducir la presencia de las organiza–
ciones de damnificados, si lo hubo. Pero inicial-
mente ¡a idea era dc contener, que el problema
de la reconstrucción no se desbordara, no se
saliera del control del Estado. De allí que una
de las primeras acciones fue otorgar el recono–
cimiento del Estado como "damnificados", ase–
gurándole de ese modo a la gente la restitución
de la vivienda. Esa fue una primera meida a
través de la cual el Estado dio seguridad a la
población. Esto, que fue una de las primeras
reivindicaciones de la Coordinadora Única de
Damnificados, restó fuerza al movimiento. Pero
después, la presencia de recursos en las organi–
zaciones planteó la posibilidad de una acción
sin ctintrol. Por eso hubo ciertos intento a nivel
de! Estado de controlar la afluencia de recur–
sos. Porque además la forma en que algunas
fundaciones y algunos grupos manejaron la
cuestión de los recursos cuestionaba el papel
del Estado.
Lo que sucede es que a nivel internacional hu–
bo un cuestionamiento. Las fundaciones inter–
nacionales resuelven tener una presencia y de–
ciden hacerlo a través de las organizaciones so–
ciales directamente. Hubo entonces una reac–
ción del Estado respecto sobre todo de algunas
de eslas fundaciones.
2.2. Las polilicas de asignación de recursos de las
ONG y la elección dc interlocutores
La concurrencia, desde los primeros días pos–
teriores a los sismos, de un conjunto amplio de
ONG internacionales y nacionales orientadas en un