Сатрапа se iniciará una vez firmado cl présenle
convenio.
O C T A V A : Cada una di las urganizacioneü fir­
mantes se compromete a respetar la voluntad
de cada vecindad
y
familia
para
escoger libre­
mente la asesoría profesional que más les con­
venga, (SEDUE, 1986a)
Eslas clausulas incorporan la cxisicncia
ác
un
lipo de proyectos independientes que no cuentan
con recursos propios al referirse a los "grupos que
trabajan con proyectos propios y con programas dc
autoconstrucción y autogestión" (nos referiremos a
ellos más adelante) y, en principio, fleribilizan las
condiciones para la aplicación de los recursos por
parte de las ONG al afirmar que ias organizaciones
que cuenten con recursos propios "...garanli/arán
que sus precios de venta y sus condiciones crediti­
cias
00 rebasen
los cslableeidos por Renovación
Habitacional Popular", en tanto que las "Bases" es­
tablecían en forma laxativa la aplicación por parte
de las ONG de las condiciones crediticias estableci­
das para el P RHP .
En la práctica, la principal forma de condicio­
namiento que ei gobierno puso a los programas li-
nanciados con recursos no gubernamentales, se dio
a Iravés de la supervisión técnica de los proyectos.
Los que correspondían a predios expropiados eran
examinados en primer término -aunque no en todos
los casos- por el comité técnico establecido de
acuerdo con la clatisula quinta del "Convenio de
Concertación" y, necesariamente, estaban sujetos a
la aprobación por parte dc la Gerencia Técnica de
Renovación, la cual constituyó un área específica
para la supervisión de los proyectos inde­
pendientes.
Fue esle un terreno confiielivo, en el cual ios
funcionarios de R H P pugnaban por imponer las re­
glas de juego del organismo y las ONG percibían la
intención de poner trabas a la concreción de los
proyectos. La perspectiva de los primeros se apoya­
ba por una parte en la intención declarada dc ga
ranli/ar la bondad técnica de los proyectos y por
otra, en una visión del lugar que ocupaban en la
reconstrucción cl programa gubcrnamenlal y los
apoyos no gubernamentales. En lo que respecta a la
calidad técnica, dc acuerdo con un funcionario dc
RHP:
No habia una experiencia dc lo que significaba
la cuestión de la vivienda en términos masivos.
Incluso apoyaron la idea de la autoconstruc­
ción, en la cual las necesidades de supervisión
son monstruosas. A l haber entrado las asocia­
ciones civiles a este tipo dc modalidad, quedó
en descubierto que... no tenían los recursos que
se requerían, no contaban con el personal es­
pecializado necesario para resolver de forma
inmediata los problemas. Entonces llegábamos
a situaciones donde se planteaban incluso alter­
nalivas experimentales y no procedimientos
sencillos que todo el mundo pudiera realizar.
A nivel estructural vela errores garrafales (...)
Nosotros tratamos de garantizar que no hubie­
ra problemas y por lo tanto para autorizar la
escrituración exigíamos que los grupos asesores
firmaran como responsables técnicos. En algu­
nos casos no querían.
La contrapartida de esta perspectiva aparece
expresada crudamente por el representante de una
fundación:
Las trabas puestas por RHP han sido todas las
que uno se puede imaginar. Desde la autoriza­
ción de los planos, pasando por hacernos obje­
to de prolongadas antesalas. En su momento
plantearon la existencia de veinte fallas diferen­
tes en nuestros proyectos.
Por mi parte considero que se trató de una
guerra de desgaste desatada ante la falta de
credibilidad padecida por el gobierno. Se pu­
sieron todos los obstáculos posibles con la idea
de desmoralizar y que los recursos se canaliza­
ran a través de la cuenta abierta en NA F I N S A
para recibir donativos. Nadie quería canalizar
cl dinero a través del gobierno y la idea fue "va­
mos a obligarlos"
En rigor, e! problema de falta de credibilidad
del gobierno se dio durante los primeros meses
después del sismo, pero en la medida que el pro­
grama de RHP se puso cfeetivamcnlc en marcha y
los damnificados comenzaron a constatar con sus
propios ojos que existía el propósito real de cum­
plir con los objetivos fijados, la situación se modifi­
có, de modo que muy bien puede inferirse que la
actitud exigente por parle de los funcionarios más
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