primer momento por el propósito genérico de brin–
dar asistencia a los damnificados, abrió una prime–
ra etapa de la participación de los organismos ca-
nalizadores de recursos en la reconstrucción, que
podríamos considerar como de exploración y arti–
culación con la "demanda'. La situación en e.sle
sentido era diferente para las (}NCì nacionales, en
general creadas ad hoc, y las internacionales. Sobre
lodo porque las primera contaban desde el inicio
con una deGnicióo de la situación a partir de la
cual podían, al menos en forma preliminar, estable–
cer sus políticas y escoger sus interlocutores en la
"sociedad civil".
Tanto para los demandantes (organizaciones y
grupos de damnificados y asociaciones civiles vincu–
ladas a la problemática de la vivienda popular) co–
mo para las ONG aportadoras de recursos, se Irato
de una etapa exploratoria en la que, a Iravés en ge–
neral de condiciones y mecanismos circunstancia–
les, comenzaron a definirse las vinculaciones y, en
ciertos casos, a generarse un primer flujo de recur–
sos no gubernamentales.
En términos generales es posible lipificar tres
modalidades diferentes de articulación de las orga–
nizaciones donantes con la demanda, modalidades
que coinciden, gruesamente, con diferentes políti–
cas de fmanciamiento.
Una modalidad es la que corresponde a las or–
ganizaciones donantes que desde un inicio se orien–
taron a propiciar las experiencias de carácter colec–
tivo y aulogestionario y consideraron como interlo–
cutores válidos a las organizaciones de damnifica–
dos. Dentro de esta modalidad se puede ubicar a
UNICEF, CRS y C E M A D y los casos de aquellas
uniones de vecinos que operaron captando en for–
ma directa recursos provenientes de organizaciones
donantes que no participaron en forma directa en
la reconstrucción.
Una segunda modalidad fue la puesta en prác–
tica por las ONG que optaron por mantener distan–
cia respecto de las "uniones", en la perspectiva de
vincularse de modo directo con tos damnificados si–
guiendo et modelo manejado por RHP : la confor–
mación dc consejos o mesas directivas con repre–
sentantes de los vecinos de cada predio en los que
se desarrollarían programas de vivienda. Este cs el
caso dc F A C y C RM . Aunque estas organizaciones
participaron inicialmente en las reuniones convoca–
das por UN I C E F e incluso apoyaron algunas de las
iniciativas y proyectos promovidos por este organis–
mo y no excluyeron la participación de los benefi–
ciarios, desarrollaron modalidades de gestión que,
como veremos, se diferencian muy claramente de
las implcmentadas por el primer grupo.
El caso de F UND E C A I presenta característi–
cas de ambas de estas dos modalidades, pues por
una parte organizó su programa sin tener como in–
terlocutores a organizaciones de damnificados, pe–
ro por otra, propició en alguna medida la vincula–
ción de los beneficiarios de su programa con las or–
ganizaciones de damnificados.
La tercera modalidad corresponde al grupo de
las fundaciones vinculadas con la empresa privada..
En este caso la asignación de la ayuda se orientaba,
como ya se ha dicho, a complementar los progra–
mas gubernamentales, asistiendo individualmente a
familias damnificadas que no quedaron incluidas en
la ayuda gubernamental. Aunque esle estudio, por
razones ya expuestas, no abarcó esta modalidad,
podemos afirmar que el procedimiento consistió en
delectar familias damnificadas a través de los regis–
tros elaborados por los organismos del gobierno in–
volucrados e incorporarlos a los programas previa
realización de estudios que permitieran constatar
su grado de necesidad y sus "costumbres honora–
bles". De acuerdo con un funcionario de F AC en–
trevistado, en el caso del Centro Integral de Desa–
rrollo Comunitario (CIDECO), programa promovi–
do por la Universidad Anahuac y la Fundación So–
cial Anahuac, los criterios de selección fueron su–
mamente estrictos y se sometió a los beneficiarios
potenciales "como a diecisiete exámenes diferen–
tes". Los testimonios recogidos en diferentes ámbi–
tos, son coincide mes en cuanto a que en estos casos
la relación con tos beneficiarios se estableció con
una clara delimitación dc jerarquías y en general,
sin participación de las familias asistidas.
ONG que aceptaron a las oi^nlzaciones
de como inlerlocutores válidos
UNICEF, CRS y C E MA D entraron en contac–
to desde un principio tanto con organizaciones de
damnificados como con asociaciones civiles y gru–
pos asesores vinculados con los damnificados. En
este senlido debe lenerse en cuenta que algunas de
eslas asociaciones civiles, tal es el caso de! Centro
Operacional de Vivienda y Poblamiento (COPE-
VI), se constituyeron inicialmente en intermediarios
autorizados de diversos grupos de damnificados y,