las que se les compró casa. Pero ya para enero dc
1986 se comenzó a dar la relación con organizacio–
nes de damnificados, fundamentalmente con dos, la
Unión de Vecinos y Damnificados 19 de Septiem–
bre ( U V Y D ) , organización con influencia, enlre
otras, en la Colonia Roma (un área que fue exclui–
da del decreto de expropiación de predios), y con
la Unión de Vecinos y Damnificados del Cenlro,
luego transformada en Unión Popular Nueva Teno–
chtitlán ( U P N T ) . Previamente se habían iniciado
algunos contactos con la Unión Popular de Inquili–
nos de la Colonia Morelos-Peña Morelos ( U P I CM -
PM ) y con Campamentos Unidos, olra organiza–
ción de damnificados con gran presencia en la Co–
lonia Morelos.
Fue con tres de eslas organizaciones que CE–
M A D llegó a concretar proyectos: U V Y D , U P NT y
Campamentos Unidos. En el caso de la UPICM-
PM, ia relación se
vio
muy pronto interrumpida de–
bido fundamentalmente a diferencias en cuanto a la
modalidad en el manejo de tos recursos.
Adicionalmente C E M A D canaüzó recursos a
través de dos organizaciones ejecutoras, COPEVI y
cl Programa Metodista de Vivienda ( P R OME V I ) .
Eslos fueron los únicos casos de proyectos financia–
dos a través de C E M A D que incluían predios ex–
propiados. En el caso de COPEVI se proporcionó
recursos para la culminación de las obras en dos
predios cuya fase inicial había sido financiada a tra–
vés dc UNICEF. En los restantes casris se trató dc
predios que fueron comprados a sus propietarios y
donde quienes operaron como "organismos puen–
te" fueron las propias organizaciones sociales, las
cuales, en lo que hace al aspecto técnico de los
proyectos se apoyaron en grupos universitarios y en
profesionales propios.
En conjunto, hasta diciembre de 1987, CE–
M A D había financiado un total de 172 viviendas, 30
proyectos de desarrollo comunitario y 36 "proyectos
de emergencia", los cuales en lolal habían benefi–
ciado a 3,184 familias ( C E MA D . 1987).
Una modalidad significativa de operación de
programas de reconstrucción
am
recursos no gu–
bernamentales que lambién debe ser considerada
dentro de esle grupo, fue la puesta en práctica por
la Unión dc Vecinos dc la Colonia Guerrero
( U V C G ) y la Unión Popular de Inquilinos de la
Colonia Morelos-Peña Morelos ( U P I CM - PM ) . Es–
tas dos organizaciones sociales contaban con una
trayectoria previa a tos sismos en materia dc vivien–
da popular y de promoción de la comunidad, así
como con sus propios grupos asesores y con con-
laetos con la Compañía de Jesús a través de ecle–
siásticos y párrocos con los que habían estado vin–
culados a través de aclividades de promoción co–
munitaria y del trabajo eclesiat de base desarrolla–
do por los mismos.
Estas circunstancias resultaron propicias para
que las dos uniones intentaran promover sus pro–
pios programas de reconstrucción recurriendo di–
rectamente a donantes extranjeros. Para ello consti–
tuyeron una asociación civil (Promoción de la A c –
ción Socio Educativa -PASE) integrada por repre–
sentantes de tas propias uniones, dc las asociacio–
nes civiles que operarían como instancias asesoras
y
de ta parroquia local. A fin de administrar los re–
cursos se constituyó un fideicomiso dentro del cual
un comité de proyectos (integrado básicamente por
los religiosos jesuítas miembros de PASE) encarga–
do de aprobar
y
supervisar ta asignación de los fon–
dos.
Si bien diversos grupos universitarioss y grupos
técnicos manifestaron inicialmenle su propósito de
colaborar con los proyectos de reconstrucción de
estas dos uniones, finalmente fue Casa y Ciudad,
una asociación civil vinculada previamente con tas
mismas y miembro de PASE, la organización que
asistió técnicamente los proyectos de vivienda, en
tos cuales se incorporó en alguna medida la modali–
dad autoconslructiva.
2 2 2 .
ONG
que
operaron a través de la organi–
zación vecinal predio por predio
fundación de Apoyo para ta Comunidad
(FAC), ha sido la organización que canalizó mayor
cantidad de recursos para la reconstrucción de vi–
vienda en ta Ciudad de México. Como se mencionó
en el capítulo 1, sus mecanismos operativos se orga–
nizaron apoyándose en ta estructura de vicarías y
dc parroquias con que cuenta la Iglesia Católica. A
esto debe agregarse que, concebida como un pro–
yecto en gran escala y de carácter permanente, la
Fundación constituyó de inmediato un aparato bu–
rocrático relativamente grande (Véase cap. 1) el
cual, en et momento de mayor involucramiento en
la reconslrucción llegó a contar con 100 empleados
que se han reducido a 40 en ta actualidad.
1...,370,371,372,373,374,375,376,377,378,379 381,382,383,384,385,386,387,388,389,390,...470