se sale a San Ildefonso, en especial aquella esquinita donde excavaron
el
Templo Mayor. Esta esquina está todo el tiempo en movimiento;
los demás lugares del Zócalo son mucho más estables, pero esa esqui–
na no, parece estar todo el tiempo en efervescencia. Nunca permane·
ce como es, nunca está tranquila; uno tiene la sensación de que allí
siempre se mueve algo (Adela, 24 de enero de 1997).
Esta esquina parece contar con un perpetuo movimiento de perso–
nas, voces y cosas. Es un lugar de tránsito entre el Zócalo y los anti–
guos barrios mercantiles y de gran comercio, al norte y al este del
centro. Pero no sólo es un lugar de tránsito.
Ante la entrada a las excavaciones del Templo Mayor se halla una
maqueta de la ciudad azteca de México-Tenochtitlan. En ella se ve la
ciudad azteca en la época de la conquista por los españoles: un mag–
nífico diseño urbanístico, con monumentales pirámides en medio
de un vasto paisaje lacustre. Este lugar es venerado como sitio sagrado
por grupos vinculados con la religión y el modo de vida de los azte–
cas. A diario bailan los danzantes con atavíos guerreros
y
adornos de
plumas, al ritmo de tambores, y explican a los transeúntes el signifi–
cado de las ceremonias; algunos venden adornos "indios"
y
libros
sobre la historia, la lengua y la religión de los aztecas; otros efectúan
tradicionales ritos de purificación a clientes de paso .
K. W.: ¿Qué es lo que más te gusta del Zócalo?
Lorena: La esquina entre la calle Moneda, la Catedral
y
el Tem–
plo Mayor. Eso es el Zócalo, esa es la zona más animada de la plaza
(entrevista con Lorena, 28 de diciembre de 1996).
La plaza es también un espacio para espectáculos. Según la estación
del año y los resultados de las negociaciones entre los ambulantes
y
el gobierno de la ciudad, en esta plaza se efectúa también un
tianguis.
Habitantes de la ciudad
y
turistas, en su camino entre las notorieda–
des del Centro Histórico, compran en este mercado artesanía mexi–
cana
y
souvenirs.
Si todos los comerciantes fueran desalojados, como
ha ocurrido en ciertos días, el lugar parecería desierto, desolado y
casi inquietantemente tranquilo. En busca de una buena compra de
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