miento de la población de la ciudad y de la crisis económica del país.
Con la política neoliberal del presidente Carlos Salinas de Gortari
(1988-1994) aumentaron las dimensiones del sector informal y, con
ello, también las de la venta ambulante (Reyes, 1992:52).'
A pesar del enorme crecimiento de la ciudad y de que hay cada
vez más supermercados y centros comerciales en casi touas las zonas
de la capital, el Centro Histórico sigue siendo, sobre todo para la
gente de bajos ingresos, el lugar donde se pueden conseguir telas,
zapatos, material escolar y partes eléctricas a precios módicos. El
constante flujo de transeúntes anima también la venta ambulante .
El Zócalo y sus calles laterales son muy atractivos, tanto para los
vendedores como para los clientes. En 1996 se calculaba que en el
Centro Histórico unos 13 mil ambulantes organizados
(Reforma,
12
de diciembre de 1996); fuentes extraoficiales parten del doble de
esa cantidad (entrevista con S. Sánchez, 23 de agosto de 1997). Aun–
que hoy se emplea en general el concepto
ambulantes
para los vende–
dores y actividades de venta móviles, no se trata de grupos homogé–
neos en modo alguno. Entre esos ambulantes hay diferencias
sustanciales en relación con los trasfondos sociales y económicos de
los comerciantes individuales, las mercanCÍas ofertadas y su apropia–
ción del espacio y organización en grupos
(ef.
Azuela, 1990:22).
Los trasfondos sociales y económicos de los ambulantes varían;
algunos son migrantes del campo sin instrucción escolar, otros tie–
nen diploma universitario (Reyes, 1992:52). Está, por ejemplo, doña
María, una anciana mazahua. Hace más de 40 años vino desde un
pequeño pueblo ubicado en las cercanías de Toluca. "No hablaba
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Guadalupe Reyes Domínguez infiere vínculos directos entre el incremento
del sector infonnal
y
las condiciones económicas en relación con el desempleo
y
los
salarios en descenso: en 1992, hay 8,8 millones de mexicanos desempleados o
subempleados; en 1990 los salarios bajaron hasta 62%. Un muestreo (1990) evi–
dencia que en el Distrito Federal trabaja en la calle 49% por carencia de otros
recursos,
25%
por desempleo.
8.7%
para aprovechar otras fuentes de ingresos
y
6.7% por falta de instrucción
(ef
Reyes, 1992:54). En total, en 1996 fueron compu–
tados 98 379 vendedores ambulantes en la ciudad
(Reforma,
17 de enero de 1997).
En 1996, según valoraciones de la Cámara Nacional de Comercio, la venta ambu–
lante aportó aproximadamente 40%del producto social bruto del Distrito Federal
(Reforma ,
12 de diciembre de 1996).
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