F
ernando
H . C
a r d o s o "
¿Qué sentido tiene hoy una reflexión sobre la democracia? N o me refiero, por su–
puesto, a las grandc
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cuestiones políticas acerca de la soberanía popular, la representación
política, la alternancia cn el poder, que .se plantearon desde el siplo dieciocho en los raises
que son hoy societiaiJcs democrulicas con economías capitalistas maduras. Me refiero a
los países que sin tener a aquéllos por " e s p e j o " de su futuro, conservan, por lo menos, al–
gunos rayos refractado.s del curso de la " p r a n liisioiia" de los países occídeniaics.
La pregunta puede parecer
cML
'mporánea. pero la verdad es que la idea de democra–
cia ha sufrido tamas modíricacioiies, en la izquierda y
cn
la derecha, que, en iodo caso,
corresponde. ¿No habría cieno tradicionalismo, dirá;: los cínicos del liberalismo de orien–
tación izquierdisia, en volver a colocar en ei centro del debate politico la cuestión
formal
áe
la democracia, cuando los problenias
reales
son los sociales y económicos? A su turno,
los etpiriius autoritarios de varios malices (desde los conservadores hasta el fascismo)
podrían indagar acerca del irrcalísmo de lo= imc-kciuales que persisten cn hablar de de–
mocracia cuando el Estado ho> absorbió las funciones de los pailamcmos. y cuando el
modo técnico de vivir supone orden (aunque sin la ley) y decisión (aunque sin participa–
ción).
Cabe, pues, el beneficio de la duda. ¿No seremos nosotros, los que hablamos de de–
mocracia, esqueletos de dinosaurios, amontonados cn algún depósito arqueológico de la
historia?
La respuesta no es sencilla y requiere de un zigzag discursivo para ganar, posiblemen–
te, fuerza de convencimiento.
Descubrámonos primero, humildemente, para reconocer, con la izquierda, las insu–
ficiencias de la idea democrática como palanca para las iransfoimaciones sociales. Hay
que reconocer
(\\ie
las sociedades cambian y a veces en beneficio de las mayorías sin oue
ellas sean necesariamente democriiicas. en cl plano social, y siendo con mayor frecuencia
aun, autoritarias y loialiiarias en el plano poliiico. N o existe,pues, relación de necesidad
entre "transformación social" y democracia. No ha de ser. por lo lanto, en el plano ins–
trumental, en nombre de la eficacia para ia obtención de las mejores condiciones de vida
para las masas populares, pobres y mayoriiarias, donde se ha de fundamentar la validez
de la noción democrática.
No obstante, aun cuando ocurran transformaciones profundas en la sociedad, la
cuestión de acceso al poder, de la autonomia de las clases y de los grupos sociales, de la re-
* N'upvo
Sotiedod
SÍ. julio'a^oiio de 1981.
" Sotiolojio tira^ileilo. Ffoleior mulai de la Linncnnl;ju
l'dtilo > de la Écolt- de Hauíe" Eiutící de
Рач5 Ptfsidcntc del Ccniro Braiilcflo dt Aniliti!
y
Planeaciór. iCEBRAP).