Carlos Gómez Carro
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una patria femenina y, a pesar de todo, generosa. Con Lugones per-
fecciona el empleo del adjetivo desusado y alegórico, y el peso de
Baudelaire y el romanticismo le dan al poeta su estampa casi defini-
tiva, en la que el amor imposible se trasvasa en un amor a la muerte
o, si se quiere, a un amor más allá de esta vida, pues, como dice To-
más Segovia, hace, literalmente, el amor con muertas. Tema con el
doble filo de Quevedo (“Su cuerpo dejará, no su cuidado; / Ceniza
serán, pero tendrán sentido; / Polvo serán, mas polvo enamorado”)
y del romanticismo, en cuanto a la presencia del libre albedrío y de
la elección funesta. Su visión peculiar del tiempo transfigurado, del
minuto y el minutero, de la interrelación de cada uno de los senti-
dos: “Porque mis cinco sentidos vehementes /penetraron los cinco
Continentes, […]”
16
que el poeta gesta desde “la combustión de sus
huesos”, en una sinfonía sensorial fastuosa de exquisita originalidad
y que, en verdad, explora los cinco sentidos y los interrelaciona de
tal modo que aparece ante nosotros una realidad profusa y plena-
mente panteísta (visual, acústica, aromática, gustativa y táctil):
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• Águeda era / (luto, pupilas verdes y mejillas / rubicundas) un cesto
policromo / de manzanas y uvas […]
• [...] gritarás las cinco letras / de mi nombre, con voz pávida y floja
• Esta manera de esparcir su aroma / de azahar silencioso en mi
tiniebla […]
• […] y que eres a mis ósculos sabrosa, / no como de los reyes los
manjares, sino cual pan humilde que se amasa / en la nativa casa /y se
dora en los hornos familiares.
• Voluptuosa Melancolía: / en tu talle mórbido enrosca / el Placer su
caligrafía / y la Muerte su garabato […]
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Panteísmo sensorial que el poeta consigue desde sus propias fuerzas
y desde el cual experimentará el conocimiento de su propio ser y de
todo lo que lo rodea. Esto y su idea de que el lenguaje se concibe
como un organismo, es decir, como la vasta experimentación senso-
rial presente en sus versos, de funcionamiento intuitivo, previo a la
16
“El ancla” (SC), p. 246.
17
Véase la exposición certera que acerca del tema de los sentidos velardianos
hace Arturo Rivas Sáinz en su volumen
La redondez de la creación
, México, Jus,
1951.
18
“Mi prima Águeda” (SD), “Me estás vedada tú”(SD), “Por este sobrio estilo”
(SD), “Poema de vejez y de amor” (SD) y “La última odalisca” (Z), respectivamente,
pp. 143, 156, 163, 151 y 220.