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Tema y Variaciones de Literatura 40
y apostaba columnas de metal
en el escándalo de la ruleta.
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La “feria anual” es, posiblemente, la de San Marcos, en Aguasca-
lientes, ciudad en la que habría trabado una honda amistad con Ma-
nuel M. Ponce y Saturnino Herrán, y donde se habría originado, nos
dicen Roberto López Moreno y Víctor M. Sandoval (en alguna épo-
ca, director del Instituto Aguascalientes de Bellas Artes),
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la mo-
derna cultura mexicana. Esto debido a un apunte esclarecedor de
Carlos Pellicer, según el cual, Ponce le habría confiado muchos
años después de muerto el poeta de Jerez, que en esa ciudad se ha-
brían reunido con gran frecuencia los tres artistas. El caso es que el
juego era para el poeta manifestación de los arcanos secretos del
universo. Tanto como los designios de su poesía y los acontecimien-
tos mismos de su vida, como cuando expresa:
mis besos te recorren en devotas hileras
encima de un sacrílego manto de calaveras
como sobre una erótica ficha de dominó.
Se puede invertir el juego y decir que el dominó se trasmuta en un
erótico manto de calaveras a las que con devoción besa del mismo
modo como juega. ¿El juego se abre o se cierra con esa ficha? Se
prolonga, quizás, al modo de la “vacua intriga de ajedrez”. Con el
juego de la baraja, naipes o tarot, sucede otro tanto, es a la vez vacío
y profético. Él mismo una carta que se arriesga en el modular juego.
O de las líneas de la mano, de ahí que hiciera tanto caso a la profe-
cía que una gitana le augurara: ”¡Esta línea me dice que morirás de
asfixia!“ Lo creyó. Le decía a su amigo Jesús B. González, ya en los
momentos de agonía:
—¿No recuerdas?
—¿Qué cosa?
—Aquello que me auguró la gitana. ¡Mírame cómo estoy!
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41
“Jerezanas...” (Z), p. 226. La mano frugal (“anacoreta”) es también la dispen-
diosa.
42
Véase, G. Appendini, “Cuando surgió el arte nacionalista”,
op. cit
. pp. 36-37.
43
G. Appendini, “Una gitana adivinó que moriría asfixiado”,
op. cit
., pp. 133-
134.