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Tema y Variaciones de Literatura 40
propia conciencia, pero que terminan por determinarla,
19
es lo que
le da a su poesía su final engranaje de armonía barroca y de experi-
mentación moderna que impregnan a su obra de una inconfundible
originalidad fundacional.
Este complejo andamiaje literario debe observarse, conceptual-
mente, desde su fidelidad a una fe que lo resguarda “místicamente
armado contra la laica era”, pero a partir, como ha visto Gabriel
Zaid, de un catolicismo renovador —y no el del lugar común—
como lo era el del papa León XIII (1810-1903), quien en sus encí-
clicas proclamaba la necesidad de conciliar tradición y modernidad,
con la libertad como el bien más preciado del ser humano, militan-
cia que al poeta le permiten aliar, sin ningún desdoro, su fe con las
exigencias democráticas maderistas, que hace suyas, en la confla-
gración revolucionaria. Aspecto esencial para comprender su con-
cepción del mundo y de su poesía, pues mucha de la crítica suele
ver en él a un católico retrógrado, al modo de “Pedro el Ermitaño”,
casi destinado a involucrarse irremediablemente con el movimiento
cristero que estaría por nacer poco después de su temprana muerte,
en 1921, como lo percibe José Emilio Pacheco. O ver en él una pa-
sión inmovilista, atada al pasado, como lo hace Octavio Paz, pues:
“nadie piensa ahora que la salvación de México consiste en imitar-
se, en ser igual a sí mismo”,
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interpretación —otra vez— engañosa,
me parece, de la propuesta poética y política que encierra la parte fi-
nal de “La suave patria” (“sé siempre igual, fiel a tu espejo diario”),
cuando lo que sugiere López Velarde es la fidelidad no a un inmovi-
lismo conservador, sino a la mesura de la evolución paulatina deri-
vada de la contemplación diaria, amorosa y persistente de la propia
existencia, nacional y personal, frente a los extremos violentos de
una Revolución que él mismo ha vivido y sufrido, pero que, a pesar
de todo, le ha abierto al país una esperanza benéfica por realizarse:
21
“El país se renueva ante los estragos y ante millones de pobladores
19
“Literatura —exclamará alguno de los que no comprenden la función real de
las palabras, ni sospechan el sistema arterial del vocabulario”. “Novedad de la pa-
tria” (M), p. 283.
20
O. Paz,
op. cit
., p. 83.
21
Excesos que si bien el poeta no deja de advertir en su poema “El retorno malé-
fico”, se inscriben en su visión adánica e irremediable de la expulsión paradisiaca, de
la que toma constancia no sin un dejo de rebeldía. Nostalgia de su amor a la provin-
cia extraviada y a la muerte de la amada que, sabe, es “tristeza reaccionaria.”