Carlos Gómez Carro
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En uno de sus primeros versos escribía:
Me embelesa el decoro de tu plática,
y ante tu vista escrutadora extiendo
la palma de las manos, y predices
mi destino en lenguaje milagroso.
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En sus creencias, los arcanos tienen una función especial. El arcano
designa a los enigmas que atraviesan sus versos y su prosa, y se re-
fiere no sólo a las cartas del tarot (sobre todo, los arcanos mayores),
sino a los secretos que encierran los objetos y los seres. Nos dice en
“Novedad de la patria”: “Es el momento arcano de la dominación
femenina por la voz”, aquí alude a que su enamoramiento de Fuen-
santa pasó por la voz de la musa (en tertulias en las que ella cantaba
y él recitaba sus primeros versos, en homenaje a ella, de donde sur-
ge el sobrenombre para evitar la fácil murmuración que una alusión
directa hubiese provocado); semejante al hechizo que en él ejerce
“desde el centenario, la voz de la nacionalidad”. En los citado ver-
sos de “El piano de Genoveva”: “Piano llorón de Genoveva, dolien-
te piano / que en tus teclas resumes de la vida el arcano”.
Los arcanos son las claves enigmáticas que en su poesía se ci-
fran en las teclas del piano, las manos y los ojos de la amada, las
manecillas del reloj, las cartas de la baraja, las fichas de dominó o el
juego de ajedrez:
• De la noche en el
arcano
llega al éxtasis la mente
si beso devotamente
los pétalos de tu mano.
• Únjame la caricia de tu mano
y tus ojos que buscan el
arcano
báñenme con tu luz, mientras me abismo
en sueños de inefable misticismo.
• [...] yo me contento
con el hondo mirar de tus
arcanos
ojos, mientras admiro las antiguas
joyas de las abuelas en tus manos.
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“Tu voz profética” (PP), p. 126.