Los suicidad en la literatura - page 105

Carlos Gómez Carro 
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do / del pecho curvo de la emperatriz / como del pecho de una co-
dorniz”). El trono es una carreta en movimiento, hay que decirlo,
pues se mueve “cual una sonaja”,
son-aja
, como ya habíamos ad-
vertido. Es decir, se mueve con el pausado ritmo musical de sus rue-
das. Un trono sencillo para la Patria, pues toda ella lo es, vestida de
percal y de abalorio, “impecable y diamantina”. De modo que no
podemos ver un poema aristocratizante o, aun, monárquico, como
algunos quieren verlo, por aquello del “correo chuan / que remaba
la mancha con fusiles”, donde, sea dicho de paso, lo esencial —más
allá de las asociaciones suscitadas hacia una novela de Barbey
D’Aurevilly,
El caballero D’Estouches
, interpetaciones que el poeta
tendría previstas y habría gozado con antelación— es que la culata
del fusil va en el agua y el cañón apunta hacia quien rema, para in-
dicar lo peligroso de la empresa de su “épica sordina” que puede
volverse en su contra.
Una carreta, con sus dos amantes, a modo de trono en movi-
miento que deriva hacia el “edén subvertido”, o que navega diverti-
do y amoroso por toda la geografía nacional (no puede dejarse de
advertir la imagen dual del poeta y la “emperatriz”, dispuesta a
modo de Omecíhuatl y Ometecuhtli, Dos señora y Dos señor, quie-
nes presidían el antiguo cielo mexicano y que en algunas figurillas
de barro se les muestra enlazados, frente a frente, en un fiel trance
amoroso, por toda la eternidad), como el tren que va por la vía,
“como aguinaldo de juguetería”. Carreta que también se relaciona
con el Carro del tarot (incluso, su variante, el Carro erótico), uno de
los arcanos mayores, y que anuncia bienaventuranza. Bienaventu-
ranza para la Patria y sus amantes, si son fieles a su espejo diario,
aun para aquellos con “un solo grado de sinceridad”.
De modo que podemos observar, sintéticamente, una secuencia
dramática en el poema que no había sido contemplada hasta ahora
por sus lectores: 1) el poeta anuncia el inicio de su epopeya y alza la
voz “a la mitad del foro”; 2) hace la traza general de quien es objeto
de su amor y de su estima, la patria, con su “mirada de mestiza”; c)
rememora el momento en el que el “joven abuelo”, “en medio del
suplicio”, había sido separado de modo cruel de su emperatriz (a sa-
ber, Tecuixpo Ixtlixóchitl, “Copo de Algodón”, hija predilecta de
Moctezuma II), encarnación mística de la patria; d) emprende el
rapto de la patria, “entre los tiros de la policía”; e) conclusión de la
epopeya: el feliz (re)encuentro del poeta y de su amada, la empera-
triz-patria, al fin recuperada, en su “trono a la intemperie” .
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