Gloria Zaldívar Vallejo
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humanos en extrema pobreza; cuando las costumbres ancestrales
han generado formas de convivencia y justicia que podrían pare-
cer grotescas, pero que son un intento
sui generis
, sin tener con-
ciencia de ello, de formar una comunidad cristiana. Como cuando
el tuerto Ventura repite que
todo es de todos
al repartir el pescado
(como en la repartición de panes y peces del evangelio de Juan 6,
1-15) y su mujer le hace ver que se ha olvidado de comenzar por
las organizaciones (la Juventud Comunista y el Centro Rosa Lu-
xemburgo):
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–Está bueno –dijo volviéndose a Gregorio–; dales su parte para las
Organizaciones.
El Centro Femenil Rosa Luxemburgo. Aquello era de un sor-
prendente anacronismo. Las integrantes del Centro –Gregorio se
asombró mucho, en un principio, recién llegado a la región, sin ex-
plicarse por qué eran miembros sólo las mujeres más viejas cuando
no las francamente ancianas– ignoraban, sin duda, hasta la existen-
cia de la patria de Rosa Luxemburgo. En medio de la selva, entre los
hombres desnudos y las mujeres casi animales, resultaba fantástico
oír el nombre de la socialista alemana. Rosa Luxemburgo. Nuestra
Señora de Catemaco. Ambas debían ser, en efecto, figuras solamen-
te celestiales. (25)
El mismo Revueltas se vuelve objeto de la explicación sobre la muy
particular sacralidad del nombre dado a la organización de las mu-
jeres ancianas de Acayucan. El escritor es mencionado cuando
Gregorio le pregunta a Jovita, la mujer de Ventura, el porqué la
organización Rosa Luxemburgo no está integrada por mujeres jó-
venes:
La mujer, desde su metate hizo un movimiento hacia Gregorio.
–Lo mismo nos preguntó el compañero Revueltas cuando vino
por aquí, ya va para dos años –explicó–. ¿Y sabes qué le respondí?
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Como sabemos, Rosa Luxemburgo fue una mujer polaca –nacionalizada
alemana al casarse con el alemán Gustav Lübeck– que desde muy joven fue mili-
tante comunista. Ya mayor, trató de formar una organización internacional, y con
otros partidarios creó el Partido Comunista Internacional. A ella se le atribuye la
sentencia: “La libertad siempre ha sido y es la libertad para aquellos que piensen
diferente”. Formó la conocida Liga Espartaco, llamada así por el héroe tracio que
luchó contra la esclavitud romana.
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05/11/14 08:54