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Tema y variaciones de literatura 44
te, aquella ilusión desaparece el día en que se tropieza, se rompe
un diente y se hunde en una mezcla de lodo y estiércol. Es decir, el
juego termina cuando el hombre abandona aquella inteligencia
creadora que lo había llevado a invertir la realidad.
En cambio, en
¡Pájaro, vuelve a tu jaula!
, los niños cuando
juegan “a mover la tierra”, abandonan sin temor su zona de se-
guridad para entregarse a esa fuerte atracción que los llevará a
romper paradigmas: “como si el eje del mundo fuera una flecha
que atravesara dolorosamente nuestros cerebros”.
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Es por lo an-
terior que para aceptar a Magdaleno de Atocha y a Ramón como
parte del grupo, los hacen pasar por el Cañaveral, juego que los
integra al juego a través del dolor:
Nos bajamos y nos formamos en dos hileras, una frente a la otra. Le
pedí que pasara por en medio. Entre gritos y chiflidos le dejamos
caer sobre la cabeza y la espalda una lluvia de golpes con los puños.
Cuando salió a la orilla, nos miró como si estuviera a punto de llorar,
como queriéndose arrepentir de haber dicho que venía con nosotros.
Pero, de nueva cuenta, nos volvimos a trepar a la carreta muy con-
tentos. Ramón parecía que estaba apenado, porque casi se le salie-
ron las lágrimas delante de nosotros.
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El juego parece ser la expresión radical de la realidad, en la que los
personajes se permiten “ser” sin miedos ni prejuicios, incluso sin
temor de Dios, como si éste hubiera hecho el universo para que
ellos se recrearan. Seguramente, Severino Salazar, poseedor de un
espíritu laico, representó en esta novela un sentido religioso afín a
la concepción filosófica del “maya” y del “lila”:
Tenemos, pues, que en el Rigveda, unos 1500 años antes del Vedan-
ta clásico, aparece ya claro el significado de la maya: «cambio provo-
cado», es decir, alteración —creación o destrucción— y «alteración
de la alteración». Señalemos ya desde ahora que el origen del con-
cepto filosófico de maya —ilusión cósmica, irrealidad, no ser— va
implícito a la vez en la idea de «cambio», de alteración de la norma
cósmica y, por tanto, de transformación mágica o demoniaca, y en
la idea de la potencia creadora de Varuna, que, por medio de su
11
Ibid.
, p. 35.
12
Ibid.
, p. 98.
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