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Tema y variaciones de literatura 44
imagen que nos recuerda la de Juan Rulfo en
Pedro Páramo
: “El
camino subía o bajaba:
Sube o baja según se va o se viene. Para el
que va sube; para el que viene, baja
”.
18
En ambas novelas se re-
presenta el tránsito de la vida a la muerte, que para aquellos que
la están buscando, como el caso de Sonaja, es un camino difícil de
andar que, sin embargo, libera al hombre de su carga existencial.
Rulfo entra de lleno al territorio de la muerte, borrando las fronte-
ras entre tiempo y espacio. En la obra de Salazar, se modelan mu-
chas realidades y el tránsito de la vida a la muerte no es continuo,
ya que sus personajes lo detienen para sumergirse en atormenta-
das reflexiones acerca de su existencia y lo relacionan con concep-
tos propios de la tradición judeo-cristiana, como la angustia, el
pecado, la culpa, el castigo y Dios.
Pareciera que Sonaja estuviera a punto de desintegrarse y per-
der su contacto con la realidad. Su confesión tiene el doble movi-
miento del que se confiesa, según María Zambrano: huye de sí y
busca algo que lo sostenga y aclare.
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Por otra parte, la tragedia se
confirma, según Steiner, en la medida en que la culpa afecta al
personaje y éste busca el perdón divino. Sonaja es el elegido, el gran
genio que, desde la concepción de Albert Camus, descubre con
mayor profundidad su culpa y en ella reúne las culpas del mundo
entero, lo que hace que la representación artística se fragmente y
que la búsqueda individual no constituya el centro de la trama. De
la imaginación e intuición de este personaje surgen imágenes con-
trapuestas, que lo hacen ver como un alma que está muerta en
vida y en espera de la salvación.
Sonaja emprende dos viajes iniciáticos: uno a la mina, que lo
llevará a reencontrarse con su origen y le dará la oportunidad de
renacer, y otro a través de la memoria, que según María Zambra-
no, le otorgará el poder de contar su propia historia.
El narrador encuentra mensajes de orden divino conforme
avanza su aventura. La presencia de Dios se revela ante la catás-
trofe, momento en el que necesita de una ley que retorne todo a
su orden natural y que reconcilie al hombre consigo mismo. Para
trascenderse a sí mismo, Sonaja eleva su mirada y se imagina
como un ser observado desde las alturas, ya que, siguiendo a Zam-
brano, una de las situaciones esenciales de la vida es “ver y ser vis-
18 
Juan Rulfo,
Pedro Páramo
, p. 8.
19
María Zambrano,
El hombre y lo divino
, p. 24.
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