122
Tema y variaciones de literatura 44
tenciales y religiosos y se vuelca hacia Zacatecas: Cada uno de los
XXIV
capítulos de la primera parte, “La tierra”, está formado por
breves subcapítulos, algunos de ellos verdaderas descripciones lí-
ricas de su estado natal, Zacatecas, de su catedral.
Al igual que en sus relatos se producía una escisión perma-
nente, Severino Salazar era una persona transparente y abierta en
apariencia. Hermético y contemplativo en el fondo. De alguna for-
ma, él y su vida misma, fueron como sus personajes.
Severino Salazar pasó al menos por tres crisis profundas: una
religiosa que lo desvió de sus estudios en el seminario. Severino se
retiró, o fue excluido, de la formación del seminario en Chihuahua.
Las otras dos crisis mayores fueron somáticas: un grave padeci-
miento renal lo llevó al hospital; otra fue el cáncer del que murió.
Imposible despejar la incógnita de que las graves enfermedades,
renal y el cáncer de próstata, hayan sido debidas a la somatiza-
ción. En todo caso, habría que apuntar que el lecho de muerte de
Severino Salazar no fue muy diferente del de Crescencio Montes.
Si la hipótesis de que
Donde deben estar las catedrales
elabora
la crisis de juventud del narrador zacatecano, en su primera novela
habría que detenerse en la dimensión religiosa, en su homosexua-
lidad. A este respecto, Hernán Lara Zavala señala que “Dentro de
esta amplia propuesta Salazar eligió una imagen, la de la catedral
de la ciudad de Zacatecas, para convertirla en su gran metáfora
personal a partir de la cual elaboraría buena parte de su ficción
[…]”
3
Por mi parte, señalaría que el tema de la catedral no es sim-
plemente retórico. Tiene un sentido religioso profundo que debe
ser puesto en relieve.
Una fuerte cesura divide en dos la novela, “La tierra” y “La
luna”. Los personajes de una y otra nada tendrían que ver. Ambas
partes, al parecer, funcionarían como relatos casi independientes.
Si no fuera porque justamente la segunda parte se articula como
clave de una de las pesquisas de la primera. El sentido de lo que
está esculpido en la portada de la “catedral”, remite a la vida de un
santo. Un santo no en el sentido
fast track
, burocrático y mercan-
tilista del Vaticano que sabe explotar el fervor popular en la actua-
lidad. El tallador-restaurador señala que se trata de la vida de un
santo regional y desconocido. “Quien sabe qué santo será, pues no
3
“Las catedrales de Severino Salazar”, en pról. al vol. 1 de
Obras reunidas
de
Severino Salazar, pp. 13-26.
Temas_44.indb 122
21/10/15 15:05