Lores y de .los Comunes. Cada una de Cflas parles
tuvo un lugar impórtame y bien definido en las fun–
ciones del gobierno desde 1689IiaEta 1832.
¿Cuál fué, pues, el lugar que el Ordenamienlo de
la Revolución asignó a la Cámara de ios Lores? Para
conservar los ministros su puesto, ¿les bastaba estar
de acuerdo sólo eoii la Cámara de ios Comunes? Asi
ocurre aclirajmente, lo mismo en apaiienria que en ii'r-
lidad; y durante ei siglo xvm ocurrió lo
inifeN
^o, .il
menos cu a)iariencia. Fueron los Conimics quiciti
-.s
votaron los subsidios para Guillermo y An.i, y quie–
nes, en consecuencia, discutieron sus términos. Du–
rante algún tiempo, los jirincipalcs ministros siguie–
ron sentándose en la Cámara de íos Lores, basta que
Walpole advirtió dónde residía el verdadero poder
y
prefirió gobernar ai país desde su asiento en la Cá–
mara de los Comunes (1721-1842). Era el voto de ios
Comunes, no el de íos Lores, el que sostenía o derriba–
ba Gabinetes. La lucha más enconada que hubo de
sostener cl ministerio Walpole (I741-17-1.2) tuvo efec–
to, mes tras mes, en ia angosta nave de la ca|iilla
de San Esteban. Cuando al fin desapareció la ma-
yon'a de Wal))ole en los Comunes, dimitió su cargo y
retiró a los Lores, donde encontró, rn la digna cal–
ma de la Cámara Alta, a su antiguo adversario Pul'- -
ney, a quien en una ocasión le dijo bromeando:
Mi lord Bath, usted y yo
somoü
nlioin
los
dos
liomlms
mis
ínsipnifiranlcs
de Incleierrn.
De ahí pUede inferirse que los Lores ya no tenían
importancia; pero en realidad conservaron una in–
fluencia considerable sobre los gobicrnis desde la
Revolución iídsta ia ley de Reforma de lí!32, porque
cada par, de acuerdo con el sistema de los burgos po–
dridos, podia elegir un diputado para la Cámara dc
ios Comunes a la hora de las elecciones. l:tc control
aristocrático de las elecciones aumentó en cl tran.scurso;
del siglo xviii, y debido en parle a esta causa hubo
menos conflictos entre las dos Cámaras parlamcnlo-
rias bajo los reyes hanoverianos que bajo Guilleimo
y Ana. Con ios dos primeros Jorges la mayoría fué
siempre
wldg
en las dos Cámaros, y con Jorge III y
Jorge IV fué por lo general
tory.
De este modo, la
imiinía enlrc las dos Cámaras del l'arlamento con–
iami'', lo mi'nio con gobiernos iii//'g,s que con goliier-
("freí, hasta que cl gran ejiriipconato dn fuerza
culle Loics y (.omimes, con molido ele In Ley dc Rc-
fom;a de 1832 denio4ró dc f:"é lado estaba definili-
l poder.
La Cámara de los Comunes durante cl siglo xviii
estuvo compijcsia principalmente por tcrrntenienles,
pero terralenienles que estaban en csireeho contarlo
eoii otros intereses además de los
di:
la ticira. I\TueiiDS
de los profesionales impotlautes, es|iceinlnicnte abo–
bados, grandes comereiantes, ofitialrs del ejército, y
uiio.s pocos por su jiropio talento, coino Riiikc, lii-
virron asiento en la Cámara. Un inglés ambieJoso y
bábil lenía por lo común dos asjiitaciories: ser niiem-
liro del Parinmnito y adi|iiirir una hacienda rú«I¡ea.
De esta suerle la Cámara dc los Comunes, .-mnque era
pi inripalmeiite una asamiilca dc lorraicnienirs, no jmr
t
-^o dejó de ser también tm epílomc o re|) receñí ari
Ли
de ¡as clames cultivadas e influyentes, aunque el sis–
tema de elección era fortuito y azaroso.'
Los
whigs
represenlaban piiucijialmciile a los gran–
des IcrrotenieiUcs, a los disidentes y a las cla.scs iner-
canliles; los
lories,
a
.sii
vez, rrptrscnlalinu a los .íf/r
/t-
rrs
y a la iglesia. Pcio. dc beeho, la ruidosa batalla
entre cl inlerrs dc la propiedad rústica, representad'!
|ior los
lories
y del dinero "amoncdailo", rcpicseiila-
do por los
iiíhii^s.
fué en gran parte asunto de consignn,'-
de partido, que no influyó muciio en In políiica. l'.u
la práctica, los
whigs no
descuidaban ios intereses
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Tlir ^rniciuie oí Pntiiirs ni ilic
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