minante del objeto, pero únicamente dentro de
un contexto social limitado, es decir. elimi–
nando la idea de universalidad de las necesi–
dades del individuo, las pautas de comporta–
miento vigentes
y
con ello muchos valores
ajenos a la funcionalidad del objeto determi–
narían la concepciónde éste. Por consiguien–
te.
los aspectos funcionales para el uso de una
bañera estarían condicionadospor las costum–
bres del individuo que la utiliza, quedando el
factor funcional relegado tras una serie de
propiedades que permiten la subsistencia de
este producto en el mercado.
Los/actores estéticos como contrapartida a losfuncio–
nales. preterukn responder a valores culturales.
En el objeto se
enclUntran
una serie de elementos
simb6Ucos.
Si bien la postura funcionalista en el diseño
de productos ha influido grandemente en la
configuración de éstos, pareciera ser que no
responde integralmente a las expectativas en
la concepción de satisfactores para las necesi–
dades del individuo. La estética como contra–
partida a la función, establece sus diferencias
básicas en la generación de formas que res–
pondan a los valores culturales de los grupos
sociales.
La
consideración de los factores estéticos
como los detenninantes del diseño de los ob–
jetos. renace a raíz de la búsqueda de nuevas
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