periodo 1967-1973 tasas de crecimiento de 4.8'o у tasas de infla
ción menores al 5%; en cambio, en la década de los setenta el cre–
cimiento se reduce al 2.5% y ta inflación alcanza niveles superiores
al 10 en varios años (ver cuadros 11 y 12).*
Japón, considerado el milagro económico de los sesenta y el
centro emergente del capitalismo industrial, creció a tasas superio–
res al
10%
durante más de tres quinquenios. En los setenta redujo
su crecimiento a casi una tercera parte (3.7%) y presentó niveles
de inflación superiores al 20% en algunos años, bstos problemas se
presentan con mayor gravedad en Inglaterra pero con niveles de
crecimiento significativamente inferiores.
Estados Unidos tía mostrado una declinación en su tasa de creci–
miento del PIB. En el periodo 1957-1967 éste creció al 4.1%; en–
tre 1967 y 1973 lo iiizo al 3.5%, y finalmente en 1973-1978 su
crecimiento cayó al 2.4 por ciento. En 1974 la inflación l l ^ ó a su–
perar los dos dígitos
(11%)
y
el desempleo alcanzó 8 millones de
personas (7.5% de ta fuerza de trabajo).
En las potencias industriales más importantes de Occidente (los
miembros de la OECD) se estima que el número de trabajadores
sin empleo asciende a 24 millones, de los cuales 3 millones corres–
ponden a Inglaterra; 2 millones a Italia; 1.8 millones a Francia y
1.4 millones a Alemania Occidental, esta última considerada como
el gran milagro económico europeo de ta posguerra.
Ante este panorama, el Comisionado de la Comunidad Econó–
mica Europea para poli'tica social, Ivor Rictiard, advierte: "Enfren–
tamos en Occidente el peligro de manejar una economía que tie–
ne como uno de sus subproductos la pauperización de grandes sec–
tores de nuestra comunidad. Esto necesariamente implicará glan–
des cambios en ta estructura social de nuestras sociedades". La
crisis laboral en la Gran Bretaña es un claro ejemplo de este fenó–
meno, señala el
Observer
de Londres: "El resultado obvio es un
incremento alarmante en el índice de alcoholismo, crímenes, polí–
ticas extremistas y, cada vez en mayor grado en las formas de vio–
lencia que sacudieron a Gran Bretaña el verano pasado"."
Como se puede observar (cuadros 1 y 2), no iiubo país indus–
trial que no presentara el síntoma de la estanflación como un nue–
vo problema de desequilibrio macroeconómico del capitalismo. De
este modo, mientras en ta década de los sesenta quienes instrumen–
taban ta política económica podían escoger entre un menor desem–
pleo a costa de una "modesta" mayor inflación (el "trade-off"
•
L o s cuadras del c a p í t u l o se e n c u e n t r a n en su apéndice correspondiente.
entre la inflación y desempleo), en la década de los setenta esa
opción quedó cerrada, pues tanto la inflación como el desempleo
se duplicaron (ver cuadro 3).
El desequilibrio interno que liemos reseñado se vio acompañado
por un desequilibrio externo con lo cual el problema macroeconó–
mico se presenta por "ambos filos de la tijera". A lo largo de los
años setenta se observa que los principales países industnaliz.-idos
presentan déficit considerables en ta cuenta corriente de sus balan–
zas de pagos durante varios años. De ellos, Elstados Unidos consti–
tuye el caso extremo ya que alcanzó en 1978 un déficit de 16 ООО
millones de dólares (cuadro 4).
La crisis de! capitalismo de tos setenta no ha sido solamente un
problema de desajustes -mactoeconómicos en las economías indus
triales. También se ha detectado una caída en el ritmo de creci
miento del ingreso nacional por persona ocupada. Este hecho en
sí mismo ha puesto de manifiesto la crisis
de la productividad;
que se ha presentado como otro síntoma que refleja la existencia
de problemas estructurales en el patrón de acumulación y creci
miento de dichas economías. Al efecto, el caso de ios Estados Uni
dos ejemplifica ta naturaleza del problema.
En la economía norteamericana, el crecimiento de la productivi
dad, medida en términos de ingreso nacional por persona ocupada,
no sólo lia disminuido, sino que además presenta un claro estan
camiento. El aumento de la productividad en el periodo 1948-1973
fue de 2.4% promedio anual; en cambio, en el periodo de 1973-
1978, fue nulo.^ La caída en la productividad es aún más dramáti
ca en el caso de Japón, en donde el aumento anual del rendimien
to por hora de trabajo cayó de
9.9%
en el periodo 1960-1973 a
3.8% de 1973-1979. El declinamiento para Italia fue de 7.8% a
1.6% anual, para Canadá de 4.2% a 1.0% anual y para Inglaterra
de 3.8 a 1.9% en tos períodos respectivos. E^to revela que la ten
dencia hacia la baja en la productividad en los países industriali
zados es generalizada, aunque eu algunos incide con mayor fuerza
que en otros (ver cuadro 5).
Las fuentes que explican la caída y estancamiento de la produc
tividad de tas economías industrializadas son muy variadas, así co
mo lo son también sus interpretaciones. Sin embargo, es innegable
que el problema de la crisis actual va más allá del manejo insufi
ciente de la política keynesiana de la administración de ta deman
da y de la política neoclásica de precios relativos. Los problemas
de cambio tecnológico, de organización de tos mercados, de asig
nación de recursos entre sectores, de bajas tasas de ahorro, de ob-