"Si esta recesión fuera simplemente una más de las rece–
siones de posguerra, en la que el gobierno estuviera prepa–
rado para desenfundar el arsenal usual de armas keynesianas,
probablemente el problema no sena grave; y además es pro–
bable que ni siquiera hubiera ocurrido [. . .]
"Sin
embargo, ante las indicaciones de que el banco central
se aferrará a su estrategia de altas tasas de interés, y con la
pronunciada aversión de la administración hacia los gastos
públicos, algunos economistas predicen que lo que está empe–
zando como una baja suave, podría convertirse en un derra-
pamiento dramático*
(...)
"Sin embargo, la pregunta para la gente de Reagan es si, en
respuesta al problema político del desempleo, ellos tendrán
que pagar un homenaje a Keynes al retractarse de algunas de
sus reducciones a los impuestos, permitiendo que el pretU'
puesto crezca. O presionarán a favor de más cortes en los im–
puestos, en un esfuerzo por reivindicar las teorías, poco pro–
badas, de la economía de la oferta.
A pesar de lo anterior, esta política de ajuste monetarista practi–
cada en Estados Unidos se esfnrime en el presente como receta al
exterior en los diferentes foros internacionales, tanto financieros
como de comercio y desarrollo.
En la última reunión sobre "La crisis de la economía mundial y
los problemas del desarrollo", llevada a cabo en el seno de la Con–
ferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), Esta–
dos Unidos mostró claramente su oposición a cualquier administra–
ción global de la economía y r^amentación del mercado o estabi–
lización del comercio de productos básicos. También este país
cuestionó la preocupación del informe (de la UNCTAD) acerca de
la reprivatización del sistema monetario y financiero internacional
y criticó a la UNCTAD por sus persistentes ataques contra las em–
presas transnacionales y la economía del mercado. Además, res–
ponsabilizó al Tercer Mundo por la crisis de su desarrollo, atribu–
yéndolo a fracasos o errores en el manejo de sus economías y sos–
teniendo que ta creciente pobreza se debe a un crecimiento demo–
gráfico descontrolado."
En el otro foro, ta XXXVI Reunión Anual del Fondo Monetario
Internacional y del Banco Mundial (septiembre de 1981), ta dele-
* Esto «s, de una recesión a
una
depresión, pero como dijo Samuelson,'^ a
diferencia de
la
Gran Depresión, ésta es provocada deliberadamente por el
gobierno norteunericuio.
gación norteamericana declaró —entre otros puntos— que.
* está en contra de ta ayuda gubernamental a países en desa–
rrollo, ta cual debe sustuirse por inversiones privadas direc–
tas y créfütos.
• está en contra de los créditos en condiciones especiales a los
países del Tercer Mundo, pues considera que el FMI
svbsidia
en forma indebida tos déficit externos de estos países.
• los países del Tercer Mundo detwn eliminar todos los obstácu–
los —económicos, políticos y sociales— para el florecimiento
de la inversión privada transnacional.
La contrarrevolución monetarista no sólo se ha dejado sentir en
las economías nacionales de dos grandes centros industriales (Esta–
dos Unidos, Gran Bretaña) y en ta propia polític:: exterior de los
Estados Unidos, sino que ya ha dado sus pasos para imponerse a
nivel mundial.
En la reciente reunión Cumbre de Ottawa, de tos siete grandes
países industrializados (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia,
Italia, Alemania Occidental, Canadá y Japón) se propone unafran
respuesta a la crisis del capitalismo industrial:
el monetarismo. £1
propósito de la Reunión era buscar medidas comunes para salir de
la crisis y revitalizar sus economías. Allí el credo monetarista dejó
sentir su influencia, principalmente a través de Bastados Unidos y
Gran Bretaña.
Las conclusiones de los siete países sobre la situación de ta eco–
nomía mundial, el comercio y tas relaciones con el Sur indican
simplemente que no existe voluntad poh'tica en el Norte para acep–
tar los costos de los ajustes necesarios para revitalizar la economía
mundial y favorecer el desarrollo del Sur. En el comunicado oficial
de Ottawa se asentó que:
"El desafío primordial que lanzamos en esta reunión es la ne–
cesidad de revitalizar las economías de las democracias indus–
trializadas [. . .]
"La prioridad suprema debe ser la lucha por bajar la infla–
ción y reducir el desempleo [. . . ]
"En la mayoría de los países necesitamos reducir el endeu–
damiento público [. ..]
"Debemos también reconocer el papel que juega el merca–
do en nuestras econom ias [. . . ]
"Consideramos el crecimiento monetario bajo y estable
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