Los suicidad en la literatura - page 129

Roberto López Moreno 
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Y más adelante, como justificando el suicidio mismo: “¡Cuán
solos estamos en la gran fosa del Todo! Sólo me tengo a mí mismo.
—¡Oh Padre!, ¡Oh Padre!, ¿dónde está tu pecho para que en él yo
descanse? — ¡Ah! , si cada yo es su propio Padre y Creador, ¿por
qué no puede ser su propio Ángel Exterminador?”
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¿Por qué no puedo ser yo mismo mi propio Ángel Extermina-
dor? Me regresé del Sena varias veces. Me he negado a cruzar el
Aquerón, la frontera de fuego. Pero en la iglesia la virgen me dijo
que ya había muerto. Yo sigo golpeándome entre estas paredes os-
curas, llenas de frío y humedad. De este paisaje tenebroso, dentro
de muchos años, cuando de mí ni el polvo de mi polvo exista al-
guien vendrá. Le dirán Lezama. Les dirá Lezama:
Así como Baudelaire unió la querida gorda y la flaca, característico de
su estética que prefiere guardar el dado y esperar el azar, Nerval, por el
contrario, se rodea de dos tentaciones: la idea de que todo en él va a dar
en el suicidio y de que tiene que depender de la casquivana actriz Jenny
Colon. Sus sensuales excentricidades bajando el telón, las reuniones de
artistas en casa del escultor Jean du Seigneur, romántico, enemigo del
Ciérsinger donde se reúnen madame de Sebatier y Baudelaire, sus via-
jes a Bélgica para encontrarse con la actriz pueden hacer un Meyerber;
pero su suicidio colgándose en el callejón de la Vieille Lanterne, es un
tema Berlioz-Doré. Su vida pasada de un Berlioz a una cita con Liszt,
pero sin detenerse en la única compañía del gran músico que tiene que
acompañar al poeta, pues Wagner parece ser desconocido por su prosa
de un impresionismo homogéneo, de calada llovizna pero fiel a la cons-
tante amenaza del suicidio, cosa en la que seguramente no pensaba mu-
cho Wagner ”.
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Esto es latir, sustento, de Lezama, dentro de su analecta del reloj.
Hay un lugar en el planeta al que llaman distancia, de más allá,
arrojado por palmeras y exageraciones tropicales, dentro de mucho
más de un siglo de trajines, vendrá un Roberto López quien vivirá
unos días en la Rue des Francs-Bourgeois, justamente a la mitad del
tramo que queda entre la Place des Vosges y el edificio de Les Ar-
chives Nationales. Cruzará todos los días por Le Pont Sully, y cami-
nará por el Boulevard Saint-Germain hasta alcanzar la renovada
Place Saint-Michel, desembocadura de varias avenidas modernas
12 
Loc. cit.
13 
J. Lezama Lima, “Analecta del reloj”, en
Obras completas
, p. 234-235.
1...,119,120,121,122,123,124,125,126,127,128 130,131,132,133,134,135,136,137,138,139,...306
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