Los suicidad en la literatura - page 139

Gloria Ito 
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Yukio Mishima, ideológicamente se posiciona a favor del mili-
tarismo y de la vuelta a los antiguos principios que habían sido la
causa de la ruina del Japón en la Segunda Guerra Mundial, precisa-
mente en el momento en que su país había renunciado a la guerra y
sondea nuevas rutas hacia el éxito, por medio de la tecnología y la
disciplina laboral. Lleva a cabo un suicido ritualizado en protesta
enérgica por la pérdida de valores tradicionales del Japón. Acto re-
flexionado, meditado, preparado concienzudamente, pues este artis-
ta se dio cuenta de que aunado a la prosperidad económica de su
país, después de la Segunda Guerra Mundial, el espíritu del pueblo
japonés degeneraba porque ya no querían escuchar. Mishima no po-
día lograr que la sociedad nipona se modificase, pero su pasión y su
convicción le hicieron dar su vida para tratar de restaurar el espíritu
japonés. Así, su suicidio fue en parte una expresión de su ira, pero,
por otra, una de sacrificio. Esperaba con ahínco el retorno del espí-
ritu del guerrero, de ahí que no deba extrañarnos que el binomio
eros-thanatos aparezca de modo tan insistente en la obra mishimia-
na. Mishima se obsesiona con la disciplina militar y ama la belleza
de la violencia masculina.
Pareciera que preparó su muerte durante toda su vida. Quería
una muerte por propia mano, una muerte sensacional y sensaciona-
lista, en la flor y esplendor de la vida, y en la cumbre de su carrera,
mostrándose vital y con un cuerpo hermoso, escultural:
La belleza de la muerte violenta o dolor atroz de un atractivo joven iba
a ser el tema de muchas de sus novelas[...] Para Mishima mientras más
violenta, más angustiosa la muerte, más bella, hizo un culto de mártir
cristiano San Sebastián e invistió de suprema belleza el rito de la deca-
pitación y del destripamiento, harakiri, de los antiguos samurái.
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También aunadas a estas prácticas están el homosexualismo como
el de tantos otros escritores a los que leyó, en su interés por la temá-
tica que le atañía de modo tan personal, como lo son el caso de Coc-
teau, Wilde, Thomas Mann, Swinburne, Proust. Sin embargo, nin-
16 
Henry Scott-Stokes,
Life and Death
, p. 65. (The beauty of the violent or excru-
ciatingly painful death of a handsome youth was to be a theme of many of his no-
vels[…] Mishima through the more violent, the more agonizing a death, the more
beautiful it was; he made a cult of a Christian martyr. St. Sebastian and he invested
the ancient samurai rite of disembowelment, hara-kiri, with supreme beauty).
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