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Tema y Variaciones de Literatura 40
En la esquina de una página a la izquierda apareció un retrato que pare-
cía estar allí para mí y me estaba esperando con ansia. Se trataba del
San Sebastián de Guido Reni conservado en el Palacio Rojo, en Géno-
va. La ejecución sobre el tronco […] en el estilo de Tiziano en un fon-
do, que se perdía en la oscuridad del cielo nocturno. En el tronco estaba
atado un hermoso joven desnudo, con los brazos entrecruzados sobre la
cabeza y amarrados al tronco por la cuerda que apretaba sus muñecas
en éste. […] de hecho, en el cuerpo musculoso del mártir –comparable
a la de Antinoo– […]no había señales de la vejez y el sufrimiento debi-
do a la labor de proselitismo, como en los otros santos, sino tan sólo:
juventud, luz, belleza y placer.
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Esta parte la retoma en ésta, su novela autobiográfíca
Confesiones
de una máscara,
en que menciona que cuando posó los ojos en la
imagen, todo su ser se estremeció de un goce pagano. Se le aceleró
la sangre, se le inflamaron los órganos sexuales y se llenó de una
embriaguez no antes experimentada:
[…] un fondo oscuro y distante, de bosques sombríos y cielo crepuscu-
lar, al estilo de Ticiano. Un joven notablemente apuesto estaba desnudo
en el tronco al árbol. […] lo único que cubría la desnudez del joven era
un manto de tela blanca ordinaria que le colgaba flojamente de las ca-
deras.
Adiviné que debía ser la representación del martirio cristiano. Pero
como fue pintada por un esteticista de la escuela ecléctica que derivó
del Renacimiento, incluso esta imagen de la muerte de un santo cristia-
no está rodeada por una intensa atmósfera pagana. El cuerpo del mu-
chacho ―hasta podría comparársele con Antinóo, el favorito de Adria-
no, cuya belleza ha sido inmortalizada con tanta frecuencia por la
escultura― no muestra ninguna huella de sufrimiento misionario o de
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Yukio Mishima,
Racconti e romanzi,
a cura di Maria Teresa Orsi, Milano,
Mondadori, 2006, vol. 1, pp. 90–91. (In un angolo di una pagina sulla sinistra appar-
ve un ritratto che sembrava fosse lì per me, che mi stesse aspettando con ansia. Si
trattava del San Sebastiano di Guido Reni conservato a Palazzo Rosso, a Genova. Il
palo dell’esecuzione, […] nello stile di Tiziano su uno sfondo che si perdeva nella
penombra del cielo serale. Sul tronco era legato un bellissimo giovane nudo, le brac-
cia incrociate sopra la testa e la fune che gli stringeva i polsi avvolta al tronco. […]
infatti sulcorpo muscoloso del martire – paragonabile a quello di Antinoo– non c’era
traccia della vecchiaia e dei patimenti dovuti all’opera di proselitismo come negli al-
tri santi, ma solo giovinezza, luce, bellezza e piacere).