Gloria Ito
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con neuralgias, casada tarde con un funcionario de ínfimo rango, a
falta de algo mejor.
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Mishima, de alguna manera, fue privado de su libertad, al tener
que cuidar de Natsu, su abuela: fue objeto de catarsis de la misma,
para el desfogue de sus frustraciones. Su abuela fue posiblemente:
“el grano de demencia que antaño se consideraba necesario para el
genio”.
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Lo llamaba “pequeño guerrero” y lo educaba conforme a
los principios samuráis de sus antepasados. Natsu favoreció la fas-
cinación de Mishima por la muerte, si es que él ya tenía alguna in-
clinación; le repletó la cabeza con relatos sobre un universo de los
kami (dioses) y de lo oni (demonios). Le enseñó el shintoísmo y, so-
bre todo, el respeto al emperador como máxima autoridad, no sólo
política, sino también religiosa. “Un Emperador no era un líder, sino
el nieto de la diosa del sol, Amaterasu”.
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Con el paso del tiempo,
Yukio aprendería a amar a su patria y a su pasado. “Su conocimien-
to del Japón clásico era, se nos dice, muy superior al de la mayoría
de sus contemporáneos, exceptuando a los eruditos, naturalmente.
Pero su familiaridad con las literaturas europeas, no sería menor”.
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Y es que, en un Japón en el que la admiración a Occidente se hacía
cada vez más patente, vivir completamente como un samurái era
cada día más difícil. Entonces, gracias a su madre, Yukio, niño, em-
pezaría a conocer textos provenientes de la modernidad europea,
desde
El Quijote
hasta el teatro de Goethe.
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Asiste al “Gakushuin”, escuela reservada a nobles, a miembros
de la casa imperial o de linaje samurái. Así pues, crece en un
ambiente elitista. Desde sus años mozos sintió el impulso que se
describe como romántico hacia la muerte. Cultiva su alma con la
lectura y lo afianza con la escritura y pareciera que desde entonces
prepara su cuerpo para ser digno de morir. La muerte era el pan de
cada día, pues reinaba en el ambiente de la época, recuérdese que
vive en un periodo que comprendió los años de entre guerras, pos-
teriores a la Primera y durante la Segunda Guerras. Termina sus
estudios en la Universidad de Tokio y trabaja en el Ministerio de
Finanzas.
20
Ibíd.
, pp. 18-19.
21
Ibíd.
, p. 19.
22
Loc. cit.
23
Ibíd.
, p. 26.
24
Henry Scott Stokes,
The Life and Death of Yukio Mishima
, p. 35.