Los suicidad en la literatura - page 140

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Tema y Variaciones de Literatura 40
guno de ellos persiguió y cultivó de manera tan rigurosa y constante
la belleza y el esculturismo de su cuerpo como lo hiciera Mishima.
Corpus
Mishima poseía, a decir de la crítica, un estilo muy pulido y lacóni-
co, lo que lo llevó a crear un realismo psicológico que fue aclamado
y lo que le brindó éxito tanto en su país como en el extranjero. Se le
considera como el gran articulador de los conflictos nipones anti-
guos y la entrada al escenario occidental. Su novelística es rica en
belleza y refinado erotismo.
Según Evelyn Waugh cultivó la elegancia del cuerpo y del alma
que se reflejaron en la palabra.
17
Esto se verá más tarde plasmado
tanto en sus acciones (serie de fotografías que le toma su editor y
que fueron recopiladas en el volumen
Barakei,
traducida al español
como
Tortura por medio de las rosas
) como en su obra.
A pesar de que en su casa prevalecía el lujo y vivía rodeado de
antigüedades, de objetos occidentales y nipones, su modo de vida
personal era asceta, cultivando los ideales griego y japonés de la be-
lleza y la nobleza. De pequeño no vivió con sus padres. Fue su
abuela paterna quien se encargó de su educación. Se dice que a la
madre sólo se le permitía ir unas cuantas horas para amamantarlo.
Creció entre figuras del sexo femenino, jugaba con niñas.
18
Incluso
se le consideraba amanerado. Mishima sería víctima de maltrato por
parte de su padre, que lo humillaba y golpeaba, buscando que éste
fuese perfecto.
19
La abuela Natsu sí que era un personaje. También
ella lo humilla cuando lo viste de niña y lo fuerza a aprender rituales
sangrientos. Natsu, nacida en una buena familia de samuráis, biz-
nieta de un daimio (que equivale en nuestros tiempos a un príncipe),
y emparentada incluso con la dinastía de los Tokugawa, del Japón
antiguo. Era una criatura enfermiza, un poco histérica, reumática y
17 
Evelyn Waugh, “Yukio Mishima. Dialetics of Mind and Body”, en James Wa-
genaarick y Yoshio Iwamoto,
Contemprary Literature
, núm. 16, Winter, 1975, pp.
41-60.
18 
Aquí es importante notar que la diferencia es más notoria en Japón que en Mé-
xico, pues incluso la forma y el tono del hombre y de la mujer al hablar son distintos.
Por ejemplo, mientras que el hombre dice
boku,
para referirse a su persona, la mujer
dice
watashi
.
19 
Marguerite Yourcenar,
op. cit.
, p. 13.
1...,130,131,132,133,134,135,136,137,138,139 141,142,143,144,145,146,147,148,149,150,...306
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