Los suicidad en la literatura - page 44

42 
Tema y Variaciones de Literatura 40
podría desglosarse de esta semblanza, en el mejor de los casos sirve
para catapultar una existencia. Sí, a veces se escribe aspirando a la
trascendencia a pesar de los propios amanuenses. El encuentro se
postergaba una vez más: la escritura más que ayudar a estabilizarlo
funcionó como un arte que le bebía sus últimas sangres. Con los ex-
travíos atesorados, había llegado el momento de intentarlo nueva-
mente.
La tercera fue la vencida, en esa ocasión no se cortaría las venas
y, por ende, no escucharía la caída de su sangre. Se atragantó con 60
Valium y así era difícil no fallar. Dicen que unas horas antes había
recibido por correo el primer ejemplar de su novela
Que
viva
la mú-
sica
, pero que murió recostado sobre su máquina de escribir. Un be-
llo tesoro que Rosario Caicedo, su hermana, tuvo a bien guardar.
Esta obra lo encumbró junto con su suicidio y si no comento dicha
novela es porque ha recibido muchas y buenas críticas. No así sus
demás obras que fueron viendo la luz en los años siguientes. Ade-
más de su bella protagonista, niña bien de caída prostibularia, sor-
prende el manejo del lenguaje tan cargado de materia musical. Su
ritmo en la prosa, más letras y tonadas de canciones que vienen en
el texto, demuestra los bien asimilados que Caicedo tenía a The Ro-
lling Stones, a Richie Ray, The Beatles, Eric Burdon y The Ani-
mals, a Led Zeppelin, a la bruja cós
mica
Janis Joplin, a Creedence
Clearwater Revival, a Johnny Winter, The Moody Blues, The Band;
sin olvidar a grupos como La Protesta, Los Speakers, Andy Harlow
y Eddie Palmieri, a Ray Barretto y La Conspiración. Vamos, mu-
chos de ellos eran las canciones y los artistas que sonaban en mi ba-
rrio y que al encontrarlos tan bien retratados en un libro dedicado a
los jóvenes, me hicieron sentir protagonista de dichas aventuras. Yo
mismo había adorado (secretamente lo sigo haciendo) las grabacio-
nes en acetato de estos genios que tuvimos en la juventud.
Ha llegado el momento de bebernos ese trago amargo, es una
copa llena de burbujas de soledad. No lo conocí hasta los libros que
le publicaron póstumamente: pero hubiéramos sido buenos cuates.
Uno se considera amigo de los autores que nos hacen sonreír y que
ponen nuestros gustos frente a los ojos: el cine de terror y de mons-
truos y las melancolías implantadas por la Nueva Ola francesa; el
alto volumen de la música aturde nuestros oídos pero puede mos-
trarnos el ritmo del Universo; ahí viene la
bruja cósmica
, Janis Jo-
plin, está cantando para los jóvenes caleños y los chilangos del D.F.;
ahí están The Rolling Stones con sus rolas que nos llenan de ener-
gía… y uno sabe que Andrés Caicedo es un tipo con buena fortuna.
1...,34,35,36,37,38,39,40,41,42,43 45,46,47,48,49,50,51,52,53,54,...306
Powered by FlippingBook