Tema y Variaciones 42 - page 194

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Tema y variaciones de literatura 42
un joven sedicioso–, sí por la ventana. Éstos lo festejan, aquéllos
tuercen la boca en señal de fastidio, como diciendo: ¡otro exhibi-
cionista!, pero casi nadie se siente intimidado. No se trata de una
iconoclasia a lo Cioran o a lo Bataille, quienes lo primero que ha-
cen es derruir sus propias seguridades, las certezas sobre las que
nadamos para construir la alteridad y nuestro mundo innegable.
Al principio sorprende la puntada, después llega a ser sólo una
buena puntada, y al final se pierde incluso su misión de verdad, si
es que la hubo: ya no hiere, ya no incomoda: ha sido sólo un chis-
te. Y los chistes –dice Freud– son esencialmente catárticos: un ali-
vio y no un estimulante, un secreto sabido por todos. Iconoclasmo
ligero, casi
light,
sin peligro, sin consecuencias, porque es mora­
lista: señala para evidenciar el mecanismo del icono, no para des-
trozarlo. Todo obedece a las leyes del cálculo y la comunicación
estratégica. Es la cultura como coartada. Y detrás de ello, obvia-
mente, la psicagogia publicitaria, el
diseño
de buenas narraciones
para persuadirnos de lo mal que están las cosas, porque hemos de
reconocerlo: Serna es un buen narrador.
Dice Pierre Bourdieu:
Un campo […] se define, entre otras formas, definiendo aquello que
está en juego y los intereses específicos, que son irreductibles a lo
que se encuentra en juego en otros campos, […] y que no percibirá
alguien que no haya sido construido para entrar en ese campo (cada
categoría de intereses implica indiferencia hacia otros intereses, otras
inversiones, que serán percibidos como absurdos, irracionales, o su-
blimes y desinteresados). Para que funcione un campo, es necesario
que haya algo en juego y gente dispuesta a jugar, que esté dotada
de los
habitus
que implica el conocimiento y reconocimiento de las
leyes inmanentes al juego, de lo que está en juego, etc.
5
El campo que desnuda Serna con su novela
El miedo a los anima-
les,
es el literario, pero lo desnuda a partir del parangón con otro
campo carente de sublimidad, el policiaco, y con ambas operacio-
nes –hablo de la desnudez y el parangón– configura novelística-
mente el mundillo literario mexicano, cuyos
habitus
o formas de
conducta introyectadas a nivel inconsciente no difieren en nada
5 
Pierre Bourdieu,
Sociología y cultura,
“Algunas propiedades de los cam-
pos”, México, Grijalbo-Conaculta, 1990, pp. 135-136.
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