Tema y Variaciones 42 - page 187

Javier Galindo Ulloa
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el hombre.: “Planicie enorme, sin arrugas./ El henequén, índice
verde,/ divide los espacios terrestres./ Cielo ya sin orillas”.
El henequén es una planta solitaria que tiene la fuerza de
romper con el orden de la naturaleza, es el enlace del cielo y la
tierra. Es el producto de creación debido a la fuerza silenciosa
del agua. Es el centro de la tierra, el que une los cuatro elementos del
cosmos: agua, tierra, viento y fuego; es decir, el espíritu, la mate-
ria, el movimiento y la forma expresiva del henequén que perma-
nece en el tiempo. En la siguiente estrofa, el poeta la describe de
esta manera: “En la llanura la planta se implanta/ en vastas plan-
taciones militares./ Ejército inmóvil/ frente al sol giratorio y las nu-
bes nómadas”.
La mirada del poeta contempla a la planta desde la dureza de
su forma y el movimiento del color: “El henequén, verde y ensimis-
mado,/ brota en pencas anchas y triangulares:/ es un surtidor de
alfanjes vegetales./ El henequén es una planta armada”.
De una imagen, el poeta describe una estrategia de creación
poética, en el sentido de cómo la planta nace, crece y se defiende
ante la adversidad; ella misma sabe dirigir su crecimiento y su al-
tura para dar cauce a la sustancia líquida, aún encarcelada.
El poeta contempla su fuerza, más que la sensación de afecto.
La simetría de la planta obedece a un movimiento visual que nace
desde su interior: “Forma visible de la sed invisible”. Es decir, la
forma es expresión. El poeta no delimita la idea de la forma; ma-
nifiesta la fuerza de la planta desde su acción interna. Así, el poe-
ma obedece al movimiento de esas sensaciones que surgen de la
contemplación del poeta.
Detrás de la descripción del henequén –como se muestra en
la segunda parte del poema– persiste un interés de comparar la
planta con el acto creativo: la poesía crece, alcanza una altura y
tiene su límite hasta alcanzar su belleza. Si el silencio del agua tie-
ne la fuerza de crear una flor, el poeta crea desde su interior su
canto: “Al cabo de veinticinco años/ alza una flor, roja y única./
Una vara sexual la levanta,/ llama petrificada./ Entonces muere”.
La flor es imagen de belleza, que crece y se marchita, así la
poesía, se crea y desaparece durante el acto presente de la lectura;
se resiste al tiempo y a la época.
En la tercera parte, el poeta expresa su indignación ante la
realidad contemplada. Muestra cómo se ha disociado al hombre
de su contexto y medio natural, advierte la progresiva decadencia
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